Chivas del transporte

ALBINO VALENTÍN ROLDÁN COAQUIRIA

José Morales Vásquez José Morales Vásquez

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Albino Roldán prestaba el servicio de taxista especialmente a los turistas y a ciudadanos en general, como también transportaba a las maestras del centro Amador Guerrero ubicado en Barraza.

A falta de transporte colectivo por aquella época (década del 20 del siglo pasado), según narra Alberto Barrera en su columna “Estampas de Panamá de Ayer”, del domingo, 7 de septiembre de 2003/pág. 27 /Play del diario “El Siglo”.

Albino decidió vender el taxi y con algo más de capital ahorrado, importó de los Estados Unidos un chasis y aquí en Panamá le construyó la carrocería de madera, para convertirlo en un autobús, el primero en esta ciudad de Panamá. Y así se hizo con los siguientes autobuses, lo que dio origen a una compañía privada que se llamó American Bus Line (Línea Americana de Omnibuses). Se estableció la primera ruta, que recorría BALBOA PRADO – PALACIO NACIONAL.

Por varios años prestó el servicio de transporte colectivo en la ciudad, los conductores devengaban un salario fijo. Para el cobro de pasaje se adoptó el sistema de libretas, las cuales se vendían en la compañía. Posteriormente, se adoptó el sistema de alcancía, tal como lo tienen los autobuses (en 2003, fecha de la publicación).

Su labor responsable y seria le ganó admiración y buenas amistades.

Entre esas personas estaban don Octavio R. Durán, quien le compuso un danzón, letra y música, que tituló: “El automedonte Roldán”. El estreno de esta obra musical se llevó a cabo el 24 de mayo de 1933, día de su cumpleaños, en el parque de Santa Ana interpretado por la Banda Republicana.

Con el tiempo (periodo de 1940 – 1941), dejó su concesión en Panamá a Barletta. Roldán seguidamente consiguió la concesión para prestar el servicio de transporte colectivo en la antigua Zona del Canal.

Al principio, sus autobuses recorrían las comunidades de Ancón, Bulevar Balboa, Diablo Height, Curundú, y luego fue extendido a otras plazas, como Amador, La Boca, etc.

Relataba Roldán (nieto de nuestro biografiado) que “Las autoridades de la antigua Zona del Canal eran muy exigentes con el servicio de trasporte. Los autobuses debían estar siempre en buenas condiciones mecánicas y así mismo la carrocería. Las ventanas no debían de tener los vidrios rotos, las barras debían estar completas. Los asientos de los pasajeros y funda (cover) cambiarse diariamente. Para llevar bien el control de esto, dichas fundas eran de colores, un color para cada día, por los siete días de la semana.

No faltarle su caja de primeros auxilios, llantas de repuesto y accesorios. Los choferes usaban uniforme completo, esto incluía la gorra. Para evitar la falla de cumplimiento de dicho servicio, los inspectores se subían en cualquier parada, sin previo aviso, al autobús, revisaban y reportaban los resultados. También era controlado por dichos inspectores el cumplimiento de los horarios y la asistencia del transporte a las comunidades.

Para avisar a los usuarios del trasporte que el autobús llegaba al barrio y no perdiesen el turno, ideó un sistema a modo de claxon o bocina, cuyo sonido era idéntico al de una campana. Debajo de la carrocería del autobús instaló, con soportes especiales, el rin (sic) o tambor de una llanta y por medio de una soguilla (la cual tenía un pequeño badajo al final) que corría desde las palancas de cambio del autobús hasta el mismo rin, al ser halada dicha soguilla, el badajo golpeaba el rin, el cual sonaba como una campana.

Roldán era oriundo del Perú, arribó a Panamá en 1911 y consiguió un empleo en la licorería Angellini y posteriormente adquirió un taxi que vendió a los dos años para terminar con la construcción del primer autobús.

Tuvo ocho hijos, entre ellos al reconocido fotógrafo de prensa Albino V. Roldán (q.e.p.d).

CONTINÚA.



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