Jessica: Mi familia y yo nos estamos recuperando del Covid-19
El Covid llegó a mi hogar y fue horrible, seguimos en recuperación, gracias a todos por sus oraciones y atenciones.
De mi experiencia puedo contarles que todo fue muy rápido, el domingo 5 de julio empecé a sentir una debilidad y un cansancio extremo, cuando se me cayó un plato de la mano porque no lo pude sostener sospeché que había algo mal. Mi esposo comenzó con malestares el sábado. Pase esa noche de domingo para lunes con mucho dolor en la espalda alta y con fiebre. El lunes amanecí en el Hospital Nacional para hacerme el hisopado, seguía la fiebre alta y los dolores cada vez eran más agudos. Mi noche de lunes para martes fue la peor, sentía que me estaba muriendo, los dolores en la espalda alta y baja y en el estómago eran insoportables, la fiebre de 40 no bajaba ni con pastillas, ni con los 4 baños de media hora que me di en la noche. Mario quería llevarme a urgencias y yo no quería ir ni loca, de pensar que me entubarían. Con cada baño, de la fiebre tan alta, sentía que se me abría la piel, tuve que dormir con una toalla mojada en la cabeza y los escalofríos eran horribles, no podía ni caminar, era demasiado dolor. Llegó la mañana y en mi correo estaba la prueba que decía COVID detectado. Hablé con mi tía María Isabel, mi consejera para todo y su número que nunca se me olvida en cualquiera urgencia, me dijo debes atenderte con la doctora de Vista Alegre, Ajoortt Lezcano y así lo hice, en un día la doctora me levantó de la cama y empecé a mejorar con su tratamiento de antiflamatorios, antivirales, antibióticos y vitaminas. Tengo neumonía y vaya que es doloroso hasta respirar, pierdes el sentido del gusto, el apetito y te deprimes mucho, no duermes de la preocupación. Mi esposo dio positivo y mis hijos también. Mi Isabelita se complicó un poco pero salió rápido, mi Cotito resultó asintomático y bueno la recuperación de Mario ha sido complicada, pero ahí vamos ya saliendo de este episodio horrible en nuestras vidas. Mi hermana, mi madre y mi suegra nos han consentido con la comida. Gracias Dios por mantenernos en pie. Cuídense, yo me bañaba en alcohol, lavaba mis manos y hasta dejé de comprar comida por el temor al Covid y quedamos todos enfermos igual.