Nuestra psiquis y la actual pandemia (Parte II)

Nuestra psiquis y la actual pandemia (Parte II)

Nuestra psiquis y la actual pandemia (Parte II)

Por: Dr. Miguel A. Cedeño T. Psiquiatra y Catedrático de Facultad de Medicina -

En la primera parte de este escrito señalé que en esta ocasión me iba a referir a la tríada Estrés-Ansiedad-Depresión, como otro producto pandémico de la actual causada por el SARS-CoV-2.

Se define estrés como la respuesta de un organismo frente a diversos estímulos ambientales, denominados factores de estrés o estresores, que a su vez pueden ser de tipo bio-ecológico o psico-social. El impacto de dichos factores afecta a cada persona de diferente manera, aunque existen ciertos patrones comunes en toda respuesta adaptativa (Chrousos y Gold).

La reacción de un organismo al estrés se da mediante la activación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, llamado también el “eje del estrés”, que al ser activado produce la liberación de la hormona adenocorticotrópica o corticotropina (HACT) a través de un factor liberador de la misma (HLC). La HACT a su vez estimula las glándulas adrenales (suprarrenales) para la secreción de otra hormona llamada cortisol.

El cortisol, por consiguiente, es llamado “la hormona del estrés”. Tanto el HLC, como la HACT, y el cortisol se encargan de que nuestro cuerpo y nuestro cerebro puedan hacer frente a una situación estresante. A su vez, todo este proceso lleva a la producción de los neurotransmisores adrenalina y noradrenalina, los cuales se producen también en las glándulas adrenales a través de la estimulación del Sistema Nervioso Simpático y los efectos locales del cortisol. Todo este proceso prepara al individuo para la huida, la lucha o el congelamiento ante una situación de peligro.

Cuando el estrés es negativo y sostenido (distrés), algunas personas desarrollan una hiperactividad del neurotransmisor dopamina en el circuito cortico-estriato-tálamo-cortical (origen de la preocupación) y una disminución de otro neurotransmisor, la serotonina, en la amígdala cerebral (origen del miedo), entonces surgen los Trastornos de Ansiedad. Así, estos trastornos se caracterizan por dos síntomas principales: un miedo intenso, desproporcionado y a veces infundado, además de una preocupación fuerte, constante e injustificada, acompañados de síntomas simpáticos como taquicardia, sudoración, dificultad para respirar, hipertensión arterial y otros.

La Depresión es una enfermedad mucho más compleja, y por su diversidad sería más correcto hablar de las Depresiones, así, una depresión puede ser desencadenada por diversos y disímiles factores como la herencia, el maltrato infantil, una pérdida familiar, la falta de luz solar, la obesidad, una enfermedad física, un medicamento y muchos más. Sin embargo, muchas Depresiones, sino la mayoría, están muy relacionadas igualmente con una hiperactividad del eje del estrés y con una disminución de la serotonina amigdalina, pero otras pueden darse por alteraciones del sistema de recompensa del cerebro, disminución de noradrenalina, disminución del factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC), o por la combinación de estos u otros factores, lo cual hace variar su cuadro clínico y la terapéutica que se emplea para aliviarlas.

Los síntomas cardinales de las Depresiones son la tristeza sostenida y la apatía (falta de motivación). Sin embargo, los Trastornos de Ansiedad y las Depresiones poseen síntomas convergentes al compartir, en muchos aspectos, una misma fisiopatología. De esta forma, un paciente ansioso y otro deprimido, pueden cursar con insomnio, cansancio, dificultad para concentrarse, inquietud e irritabilidad. A su vez, ambas enfermedades coexisten al mismo tiempo en un alto número de pacientes.

Al relacionar la pandemia actual con todo lo anterior, podemos darnos cuenta de que la misma causa miedo, preocupación y tristeza. Igualmente, algunas de las medidas adoptadas para protegernos de la misma como la cuarentena, el distanciamiento social, el uso de mascarillas, y hasta el lavado de manos, pueden servir de gatillo para disparar diferentes Trastornos de Ansiedad y Depresivos. Entonces toda persona vulnerable, o que padece estas enfermedades, ha necesitado muy poco para iniciar o reactivar las mismas ante la actual situación.

Además de cuadros de Depresión Mayor, estamos viendo con frecuencia en nuestra consulta desórdenes como la Ansiedad Generalizada (preocupación constante y desmesurada de contagiarse o contagiar a familiares con el virus a pesar de adoptar medidas de autocuidado, por la pérdida de empleos, de morir, por la separación de sus familiares, etc.). El Estrés Postraumático (miedo, pesadillas, angustia grave, y sobre todo revivificaciones de la situación aterradora de la pandemia que les tocó vivir), esto se da principalmente en personas que han sufrido el contagio o la enfermedad, en familiares de los contagiados o fallecidos, así como en el personal de salud que ha lidiado con los casos y muertes en primera línea.

El Trastorno de Pánico (miedo, temor o malestar intensos que aparecen de manera inesperada y que alcanzan gran intensidad en poco tiempo), este tipo de trastorno cuenta entre sus síntomas dificultad para respirar, y como uno de los síntomas del coronavirus es la dificultad respiratoria, esta construcción psíquica sirve como disparador frecuente del mismo. De igual forma, la dificultad para respirar con mascarillas ha sido otro gatillo de este trastorno.

Las Fobias Específicas (temor abrumador e irracional al coronavirus). Los Trastornos Obsesivos Compulsivos (patrón de pensamientos y miedos irracionales al contagio «obsesiones» que hacen tener comportamientos repetitivos desmedidos de lavarse las manos y desinfectar todo cuanto haya a su alrededor «compulsiones»). Los Trastornos de Adaptación (respuestas con acusado malestar, superior al esperable con relación al virus, afectando esto la actividad social, profesional o académica del paciente).

Es importante puntualizar otros trastornos psíquicos asociados a los cuidadores, o sea el personal de salud encargado de atender institucionalmente a los pacientes afectados por la pandemia. Muchos han cursado con el Síndrome de Burnout (síndrome por el estrés prolongado caracterizado por agotamiento físico, emocional o mental por la atención diaria de pacientes con coronavirus, causándoles esto afectación de su autoestima y hasta depresiones).

Otros trabajadores de la salud han cursado con un desorden conocido como “Mobbing” (cuadro clínico caracterizado por elevados niveles de ansiedad y depresión por haber sufrido acoso moral, u otro tipo de hostigamiento psicológico sostenido, de parte de ciudadanos, comercios o medios de transporte que los rechazan por considerarlos una fuente de contagio de la enfermedad). El estigma del “Mobbing” alcanza también a aquellos que sufrieron contagio o superaron la enfermedad.

En el próximo artículo me referiré a dos fenómenos biopsicosociales de fatales consecuencias agravados por esta pandemia, así como por las medidas implementadas, y cuyas cifras amenazan con alcanzar niveles alarmantes en nuestro medio. Ambos se derivan, en gran parte, tanto de los Trastornos de Ansiedad como de las Depresiones, me refiero a la Violencia Intrafamiliar y a los Suicidios.

Contenido Premium: 
0

Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.