Técnicos de GUPC pasean mientras ampliación está parada
Los técnicos extranjeros del Grupo Unidos por el Canal (GUP) que deberían estar trabajando pasan las mañanas corriendo por veredas y las tardes paseando por la ciudad
Los técnicos extranjeros del Grupo Unidos por el Canal (GUP) que deberían estar trabajando pasan las mañanas corriendo por veredas y las tardes paseando por la ciudad mientras se llega a una solución. Las grúas y los sacos de cemento parecen abandonados a un lado de los canales de la ampliación, reporta el diario español "El País".
“Están acostumbrados a tratar con Gobiernos latinoamericanos derrochadores y corruptos que no tienen tanto respeto por lo público”, conviene un ejecutivo que ha estado sentado en la mesa de negociación. Un miembro del conglomerado de empresas (a la española Sacyr se suma la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña Cusa) da réplica: “Son unos maestros transportando buques de un lado a otro, pero sobre la construcción de una gran infraestructura no tienen ni idea. Las reclamaciones son justas y una postura tan poco dialogante es inusual a este nivel”, opina.
Los empleados de la ACP propagan la leyenda de que Jorge Quijano, administrador del Canal, conoce cada tuerca de la vía acuática, donde lleva trabajando desde los setenta. Perteneció a un grupo de trabajadores, conocidos como La Matraca, que hacían oposición a la dirección norteamericana en los noventa, cuando se formalizaba el traspaso de la vía a los panameños.
El Canal reportó al país unas ganancias de 1,600 millones de dólares durante 85 años de gestión estadounidense. En 14, son ya 8,600 los millones de dólares (6,300 millones de euros, al cambio actual) lo que ha ingresado a las arcas del Estado. “Hemos tenido muy buenos ingresos y muy buenos resultados, pero eso no quiere decir que vayamos a pactar fuera del contrato. ¡Esa plata no es de nadie, es de los panameños!”, continúa Quijano. Una posición tan nacionalista, ¿no puede estar dificultando el entendimiento? “No me nublo, no se crea”. Antes de dar por terminada la entrevista recuerda una escena que cree significativa: “Les insistí en que no iba a moverme de lo que estipulaba el contrato y Paolo Moder (líder de Impregilo) me dijo que cambiara la ley. Le dije: usted me está insultando”.
Por ahora no hay un paso atrás. La semana pasada se estuvo cerca de un acuerdo gracias a la mediación de la aseguradora Zurich, que proponía convertir en crédito los 600 millones de dólares fianza. Cada una de las partes debía aportar 100 millones más. “Cash flow” para acabar la obra. Finalmente, no se llegó a cerrar el trato y las partes se han dado hasta el 1 de febrero.
Los panameños saben lo que es besar la lona y sienten que ceder a las peticiones de las constructoras extranjeras sería volver a hacerlo.
La paralización de las obras tiene en vilo al comercio marítimo mundial.