'Terrible trauma': la odisea en pandemia para quienes usan silla de ruedas

Si debido al COVID-19 es complicado salir para evitar el contagio, imagínese lo que implica el desplazarse en una silla de ruedas.
La hermana Ana Fisher mientras desinfecta la silla de ruedas en el baño improvisado fuera de su casa. Imagen: Cortesía

La hermana Ana Fisher mientras desinfecta la silla de ruedas en el baño improvisado fuera de su casa. Imagen: Cortesía

Por: Milagros Murillo F. -

“Si usted me pudiera ver ahora mismo, me va a ver como Dios me mandó al mundo, porque salir es un trauma. Hay que desinfectar toda la silla; aquí estoy, ya le eché cloro a todas las ruedas por dentro y por fuera, debo limpiarla nuevamente toda para poder entrar a la casa”. Esa es la nueva rutina de Ana Fisher, una religiosa (monja) quien por un accidente de tránsito ocurrido hace más de 20 años se desplaza en silla de ruedas. Cuando se le contactó para entrevistarla, justo estaba desinfectando su equipo de desplazamiento.

Fisher forma parte de esa parte de la población con problemas de locomoción o movilidad reducida, a quienes la limpieza y desinfección, necesaria para evitar la propagación del coronavirus, se les ha convertido en toda una odisea.

“Me tengo que bañar afuera, así no puedo entrar y tengo que desinfectar la silla. Es un trauma terrible, el COVID me ha cambiado la vida, que ya no me puedo bañar en el baño cuando salgo. Han tenido que poner una cortina aquí afuera para poderme bañar. Ahora mismo estoy afuera, casi a cuatro metros de la calle, solo con la cortina tapándome para que la gente no me vea”, detalla.

Por fortuna, cuenta con dos sillas de ruedas y mientras una se seca, puede utilizar otra en casa, pero el panorama no es igual para todos los que usan sillas de ruedas.

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Fisher califica como un segundo trauma el movilizarse en estos tiempos en las calles de Panamá. Si antes era difícil, ahora es peor.

Y es que, en su caso, transita por la Avenida Justo Arosemena, donde se ubica el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, que durante esta época de pandemia tiene más movimiento de lo usual, por ende, muchos conductores inconscientes bloquean las aceras violentando el derecho de desplazarse, lo que complica la movilidad para quienes usan silla de ruedas y para personas con discapacidad visual.

De hecho, comenta que recientemente estuvo una hora esperando para poder pasar y es clara en decir que en el país, con COVID o sin COVID, vulneran los derechos de las personas con discapacidad.

Con el COVID los derechos de las personas con discapacidad han quedado mucho más vulnerados que antes. En esta pandemia hemos tenido que pelear para todo: para que nos incluyan y hablen con las personas con discapacidad. Ahora salimos en las mañanas, pero tuvimos que pelear para ello”, narra.

Fisher ha optado por no viajar en transporte, porque algunos conductores de taxi no quieren llevarles y también porque representa un riesgo, pues deben ayudarla con la silla de ruedas, y no sabe si quien la ayude tenga el virus.

“Para las personas con discapacidad, sobre todo como yo, que usamos silla de ruedas, realmente es muy difícil salir, por eso se ve muy poca gente con silla de ruedas en la calle. Yo salgo cada 15 días para cobrar, pues estoy pensionada por invalidez”.

Los días de pago para ella han sido otro dilema, pues se alteraron los horarios y en el mes de marzo no pudo cobrar, porque las veces que fue ya estaba cerrado el centro de pago. “Me quedé sin un real en mi cartera, que ni para comprar una mascarilla”.

De lo que no tiene queja Fisher es de las idas a los supermercados, pues la atención es expedita. Algunos tienen hasta silla de ruedas eléctricas para brindarles.

Requieren apoyo

Muchas personas con discapacidad física son totalmente independientes, y con la pandemia han tenido que pedir favores, ya sea a familiares o amigos para que les hagan las compras, pues el tiempo es muy limitado.

Ese fue el caso de un miembro de la Fundación ‘Totus Tuus’ Todo Tuyo María, que lidera Fisher, la hermana mencionó que el hermano del señor falleció en medio de un robo y ahora ha tenido que recurrir a otras personas para que le hagan sus compras, por si fuera poco perdió su lugar de vivienda producto de un incendio. “Tras la pandemia hay historias de historias”, dijo Fisher.

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Anarelis Medina de Quijano, jefa del Departamento de Fisioterapia del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) detalla que las personas con algún tipo de discapacidad deben seguir los mismos cuidados y recomendaciones que el Ministerio de Salud ha brindado a la comunidad en general, incluyendo además cuidados que por su condición surjan.

Lo más recomendable durante esta pandemia, aunque la persona con discapacidad física tenga cierto grado de independencia, es que tenga algún acompañante, ya que su área emocional igualmente puede verse afectada ante el confinamiento.

“Debe establecer vínculos familiares, así como instituciones de apoyo para cualquier necesidad que requiera de alimentación, económica o de salud, más si se da el contagio”, dice.

Destaca que puede ser que la movilidad reducida de ciertas personas las exponga más al contagio, por el hecho de requerir de apoyos o ayudas técnicas, como la silla de ruedas o en el caso de los niños, los coches ortopédicos, por la dificultad de mantener un distanciamiento social, debido al apoyo que requieran de otra persona,

Tener acceso a los lavamanos, lavarse las manos o la necesidad de apoyarse en superficies por su condición, complican la situación y aumentan el riesgo de contagio.

La especialista del IPHE da algunas recomendaciones:

• Utilizar la mascarilla (en niños desde los 2 años) en caso de salir de casa o estar en contacto con otras personas.
• Lavarse las manos constantemente, de no poder acceder a un lavamanos, asearse las manos con gel alcoholado o toallitas con alcohol.
• Los cuidadores, asistentes o familiares que apoyen el cuidado de estas personas, deben reforzar sus medidas de higiene de manos, desinfección y ventilación de las habitaciones del paciente. Utilizar mascarilla y pantallas, de preferencia evitando el contacto directo con la persona.
• A la persona con discapacidad física encamada se le debe bañar diariamente y no utilizar el baño de esponja en cama.
Se debe limitar las visitas presenciales de personas ajenas al domicilio.
• Evitar la inmovilidad por tiempo prolongado, si son dependientes funcionales el cuidador o familiar debe solicitar apoyo del personal de rehabilitación, fisioterapeuta en este caso, para que le facilite a través de medios virtuales, un programa de movilidad y cambios posturales, que pueda realizar el familiar. Si se trata de un niño que asiste a los programas del IPHE, comunicarse con la fisioterapeuta correspondiente, quien le recomendará además actividades lúdicas y estímulos que le ayudarán a interactuar con el medio ambiente.
• Los apoyos y ajustes técnicos para su movilidad, ya sea bastones, muletas o sillas de ruedas deben ser constantemente desinfectados.

Medina de Quijano recuerda que las sillas de ruedas pueden ser un agente transmisor de contagio del virus, ya que las ruedas están en contacto con el piso y las manos de la persona que la utiliza.

“Se recomienda que, si la persona sale de casa y manipula la silla, lo haga con guantes, evitando todo contacto con el rostro. Una vez llega a casa, retirar los guantes y lavar la silla con agua y jabón o alcohol. No utilizar productos abrasivos que deterioren el material de la silla”.

La especialista hace énfasis en que se recomienda la higiene y sanitización de la silla de ruedas constantemente, porque es muy fácil que los gérmenes se alojen en algunas partes de la silla de ruedas como:

Manubrios o puños de empuje: son utilizados por diferentes manos para empujar al usuario que va en la silla, lo que hace ser una pieza de fácil contagio al virus.
Espaldar: es la parte interna donde reposa la espalda de la persona, pero la parte externa siempre queda expuesta para que una persona lo toque y pueda ser área de contagio.
Reposabrazos: en ellos descansan los antebrazos y manos del usuario, siendo que lo que el usuario toque con sus manos quede en esta parte de la silla.
Cojines del asiento: descansan los glúteos y piernas del usuario, puede ser área de contagio si el usuario ha cambiado a otra superficie, sofá o colchoneta y retorna nuevamente a su asiento en la silla.
Llantas o neumáticos: Tocan constantemente el piso sucio.

 

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