Rincón

Por: Por Milcíades Ortiz Catedrático -

La anciana madre fue llevada por la hija a la casa de esta. Pensó que haría algún recorrido por la ciudad, algo que no hacía hace tiempo. Cuando regresó a su casa horas después, la madre comentó que la habían dejado en un rincón de la sala, ante un televisor. Estaba decepcionada porque aunque tuviera mucha edad, todavía le gustaban los paseos. Al enterarme de este hecho, por mi mente circularon muchas ideas relacionadas con lo que ahora llaman “problemática de la ancianidad”. Hace más de cien años, las expectativas de vida en Panamá y otros países, eran limitadas. Hubo épocas donde las personas muy pocas veces llegaban a vivir más de cincuenta años.

Gracias al mejoramiento de las condiciones sanitarias de los países y la alimentación, las sociedades modernas enfrentan una población cada vez en aumento de personas de la tercera y cuarta edad. A este fenómeno se le conoce en Sociología como envejecimiento de la población. En algunos países europeos, los viejos representan casi la mitad de la población. En Panamá todavía no hemos llegado a esta situación. Aquí encontramos una enorme cantidad de nacimientos de padres adolescentes, lo que hace que nuestra población cada vez sea más joven. A la vez tenemos en el otro extremo, el aumento del sector de personas mayores, que requiere atenciones médicas, laborales y de uso del tiempo libre para ellos.

Para las mujeres ya no es un pecado llegar a los cincuenta años. Algunas de ellas se conservan muy bien, tanto en lo físico como mental. Participan activamente en los trabajos y la vida comunitaria. Respecto a los hombres mayores varios llegan a los setenta y cinco años con deseos de seguir trabajando y aportando al desarrollo de la sociedad. Esto crea una presión laboral de jóvenes que ven a los ancianos como una tapadera para sus ascensos. Por eso instituciones como la Universidad de Panamá, Seguro Social y otras, obligan y ofrecen atractivos planes para el retiro voluntario.

En Panamá existen desde hace más de quince años, programas de orientación, entretenimiento, deportes, etcétera, para ancianos. Se disfruta de descuentos en las medicinas, comidas, atención médica, hoteles, viajes, y otros. Pero es lamentable que algunos hijos no atiendan mejor a sus parientes mayores, y los dejen en un rincón de la casa…

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