Por: Hermano Pablo -

«María Teresa de León tiene... piel color canela, ojos negros, grandes y expresivos, y cabello oscuro que a veces brilla a la luz del horno de leña en su lugar de trabajo. Pero lo que más resalta de María Teresa son sus manos, delicadas, pero fuertes a la vez... manos que conocen el trabajo....

«... La panadería de su padre, la San Antonio, está localizada en una de las empedradas calles que se pierden bajo la sombra del Volcán de Agua, en la antigua capital colonial de Guatemala. El padre de María Teresa... veía a sus clientes como sus amigos, como su familia.

»Formaba una montaña de harina sobre una vieja mesa de trabajo de madera. Con un viejo guacal redondo, formaba una poza perfecta en medio de la harina, donde ponía una montaña más pequeña de azúcar y de canela. Cuidadosamente quebraba cuatro huevos y los derramaba sobre la harina, y poco a poco agregaba agua hasta que se formara una masa gruesa y amarillenta. Con sus manos formaba la masa para convertirla en los molletes, las champurradas, los obispos, las tortas de huevo, es decir, todos aquellos bocadillos que durante generaciones han agraciado las paneras en las mesas de incontables casas antigüeñas.

»Su hija, desde pequeña, ayudaba en la tarea de hacer el pan como lo hizo él mismo con su madre.

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