Abogados éticos
En los últimos meses, hemos visto como varios profesionales del Derecho han muerto por las balas asesinas.
Al margen de las interioridades de cada caso concreto, hay una realidad: en los últimos años, la profesión jurídica ha caído en un profundo descrédito, tal vez, como producto del facilismo académico que permite a cualquier persona, incluso con antecedentes criminales, acceder a la carrera de la abogacía.
Por ello, aplaudimos la iniciativa de la actual Junta Directiva del Colegio Nacional de Abogados, de impulsar reformas a la Ley 9 de 1984, que rige el ejercicio abogadil en Panamá.
Estas reformas incluyen, para los nuevos juristas, un examen de conocimientos generales para acceder a la barra de abogados, y para los que ya ejercen, cursos permanentes de actualización.
Es necesario que la abogacía panameña recobre el esplendor de antaño, para ello, hay que impulsar la estricta formación académica de carácter científico, con el tesón y esfuerzo que ello conlleva; así mismo y sobre todas las cosas, necesitamos abogados con un alto sentido de la ética.
Basta del facilismo académico de algunas universidades particulares, que conduce a la mediocridad profesional, la sociedad panameña necesita abogados éticos que saquen a esta hermosa y útil profesión de la profunda crisis en la que se encuentra.