Abundancia de peces en El Potrero de La Pintada

Por: Por Julio César Caicedo Mendieta -

A junio de 2018, difícilmente, le podré olvidar. Cuánto interés, cuántas emociones ya sea por las lágrimas o gritos del mundial de Rusia, el gol de Panamá, el juicio del expresidente Martinelli, las pujas y repujas de la Asamblea y hasta por videos que, según el que los envió, tenía que verlos y comentarlos de todas maneras porque se trataba del fiscal Mejía. Y no pude, porque a esta edad, “loro viejo no da la pata”, y cuando estaba lo suficientemente mareado como para caer muerto de aburrimiento, Jerónimo, el perro de la casa, ladró fuertemente avisándome que me solicitaban en tranquero de la casa, personas gritando: don Julio, don Julio están subiendo los pesca’os, corra, corra.

Y es que este lugar en donde he escogido para que mis huesos descansen, varias especies de peces al crecer el río Grande se salen del cauce principal y se van metiendo por los afluentes hasta el corazón del corregimiento de El Potrero de La Pintada, subiendo lomas y montañas. Entre los peces que viajan tierra adentro están: el arenque, pejeperro, barbú y una nube de sardinitas pequeñas llamadas coqueras. Entre los crustáceos están: el camarón de peña, el camarón de lazo (que es blanco) y unas jaibas negras que también son exquisitas.

Hay que ver con qué alegría los vecinos llenan tanques de cinco galones cosechando peces y crustáceos, no me imagino si el fenómeno es porque los peces sean ovíparos o vivíparos y lo hacen para reproducirse como los salmones de Canadá.

Esta tarea se la dejo a varios ambientalistas capitalinos que no distinguen entre un guarumo y un poro poro y que son capacísimos de reelegir a los mismos, aunque les reconozco que a veces cabreados se encadenan a cualquier árbol en señal de que están protegiendo a la naturaleza panameña.

Río Potrero, quebrada La Villita, quebrada La Tranca, quebrada Carrizola, quebrada Bermeja, quebrada La Mona, quebrada Las Tablas y hasta los ojos de agua que descienden del cerro Membrillal se ven hervir por estas invasiones de peces de junio. Es la primera vez que cosecho peces tan fácilmente, también me tocó participar en un festín con yucas del Jujucal que son las únicas que se ablandan en estos tiempos de lluvia. Comí enormes camarones de peña sancochados con culantro y al final pesca’o frito con yuca. La tapa del congo de todo este paseo fue cuando nos retirábamos satisfechos de la quebrada La Mona que pasa por Potrellano, pues mi asesor Félix Ortega caminaba con dificultad y era que de la alegría no se había dado cuenta de que traía a un pejeperro trabado en una cutarra.

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