Algunas emociones por nuestro primer mundial de fútbol

Por: Por: Julio César Caicedo Mendieta -

Gracias a DS, que desde que se murió Mamá para acá, me dio por prohibirme algunas emociones fuertes en este mundo fantasmagórico que vivimos los panameños, como: los cierres decisivos de Mariano Rivera, cuando saltó Saladino por nuestra primera medalla de oro olímpica, todas las eliminatorias de la “selecao”, o (Aquí el segundo equipo es Brasil), así como tampoco terminar de ver ni leer noticias como cuando nombraron a Cheíto en nuestro “cuerpo diplomático panameño”, nada menos que en uno de los países con que más relaciones tenemos. Y para que sepan, no es que sufra del corazón, de la presión alta o baja o que esté afectado por tomar tanto mero macho, sino que prefiero mil veces escuchar los griteríos de mi vecina que vive a un kilómetro de distancia, grita, saloma y salta por todo el patio cuando Panamá mete un gol, así como también darme por enterado del resultado con el silencio sepulcral que reina al terminar un juego perdido, calma absoluta y tristeza como la que predominaba solo en los tiempos de nuestros abuelos en cada Viernes Santo.

Como DS nos ha respirado en la nuca todo el tiempo y espero que así sea en la eternidad, me he tomado la licencia de pedirle que Panamá pegue aunque sea un pelotazo en el travesaño, para que aumente la alegría que reina ahorita en el país y perduren por unos días más todas las expresiones de júbilo que ha provocado “la selecao de fútbol de Panamá en el mundial de Rusia 2018”. No debemos contrariarnos por nada y propongo que la corte de macarrones la suprema suspenda durante el mundial el juicio del líder Martinelli (Que lo manden pa’ su casa, después lo van a buscar), cuando Brasil levante la sexta Copa, olvidar el botellazo que le pegaron a La Chola (¡Vea! Como si fuera el primero o el último), no preocuparnos mucho por el sismo de 5.5 que estremeció a Panamá entre el 13 y 14 de junio de los corrientes. Y darle tiempo y respaldo financiero a la guardia nacional para que dé mantenimiento debido a la cárcel de Gamboa, que lo único que renace allí son los montes de serulaca y los bejucos selváticos de balsamina que tienen dobladas las cercas con sus frutas amarillas de pepitas rojas anunciando la muerte con su fuerte olor a chinche de monte.

También a nuestros hermanos separados “Los Testigos” (Según ellos los únicos que se van a salvar),que no nos metan miedo por estos días de alegría con que el mundo se va acabar de un momento a otro como escrito está, mejor que conversemos de las pocas cosas en que participan ellos con el pueblo mundano de Panamá como el “diabólico” Cepadem y los 100 pa’ los 70, pues son los primeritos en las filas.

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