Bolsillo

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Por muchos años utilicé un recurso curioso para llamar la atención sobre la economía panameña a mis estudiantes de Sociología. Les preguntaba que para los panameños cuál era la parte más importante de su cuerpo. Señalaban el corazón, los pulmones, los riñones, etc. Sonreídos les decía que era “el bolsillo”. De esa manera destacaba las preocupaciones y realidades económicas de nuestro pueblo. Pensé en eso el otro día cuando conocí datos de la Contraloría General de la República, sobre los sueldos que ganan los trabajadores de este país.

En el lugar más bajo, se encuentran casi 200 mil compatriotas, cuyo sueldo no llega a los 400 dólares al mes. ¿Quién puede vivir actualmente con esta cantidad de dinero? En las actividades agropecuarias el asunto es peor, ya que el promedio de sueldo no llega a 300 dólares al mes (recuerden que la canasta básica está en 316 dólares). En el punto superior de sueldo, supe que solo tres de cada cien panameños que trabajan, tienen salario de más de tres mil dólares al mes.

Claro que las cifras son frías. Por eso me puse a imaginar cómo serían las vidas tanto de los más pobres, como de los que ganan más de tres mil dólares al mes. ¿Qué se comerá en esos hogares de trabajadores con sueldos bajos, cuando cada día aumenta el costo de la comida? No quise ni pensar en las miles de familias donde solamente una persona trabaja… En lo que consideré una burla de la realidad económica panameña, conocí que el Fondo Monetario Internacional considera que sumando todos los salarios y dividiéndolos entre los trabajadores, cada uno de ellos debería recibir más de dos mil dólares al mes.

Como una “mueca económica” leo una noticia donde dicen que Panamá va a ser este año el país latinoamericano con más desarrollo. A mis alumnos les decía que muchos economistas extranjeros no tienen idea cómo los panameños pueden tener un relativo alto nivel de vida, con esos sueldos tan bajos. Hace años atrás varios expertos se atrevieron a sugerir que en las barriadas pobres del país, existía una actividad económica especial, que a veces podía basarse en el consumo de artículos robados. ¡Esto no es así! En todo caso, el panameño se las ingenia para conseguir dinero. La pregunta del millón de balboas sería: ¿qué hacen los pocos que ganan más de tres mil dólares al mes, para que algunos de ellos compren propiedades en la ciudad y las playas, que valen más de medio millón? ¡Ni qué hablar de aquellos que andan en carros de cien mil dólares!



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