Campaña sucia
Resulta triste que el debate de candidatos a la Presidencia de la República, que debió ser utilizado para exponer propuestas y planes de gobierno, fuera desperdiciado por dos candidatos de oposición que no perdieron el tiempo en lanzarse epítetos, ataques personales y enfilar baterías contra el candidato oficialista, que sin embargo, inteligentemente no cayó en la provocación.
Los abanderados del Panameñsimo y del PRD recorrieron nuevamente al insulto e irrespeto y hasta se revelaron temas muy personales entre ellos, en una abierta violación a las reglas del propio debate.
El introducir temas personales como el penoso proceso legal que al que fue sometido el pariente de uno de los candidatos, retrata ahora de cuerpo entero de dónde venían las campañas sucias que en otrora pretendieron endilgar al oficialismo.
Lo peligroso de utilizar esos golpes bajos, es que de vuelta vienen respuestas y se involucran a parientes, afectando de esa manera el nivel de altura que debe distinguir una contienda electoral.
No hay ni que llamar la atención de la comisión del Pacto Etico Electoral, que ha demostrado que solo se pronuncia cuando las infracciones provienen del sector oficialista, pero en los otros casos no oye, no ve, ni habla.
Así las cosas, a nadie debe sorprender que entre los opositores se encienda el abanico de inmundicias y saquen a relucir los trapos sucios hasta de los familiares o parientes de los candidatos, en un afán destructivo para escalar al segundo lugar de preferencias para enfrentar al abanderado de Cambio Democrático y del Molirena.
Sugerimos a los organizadores de estos debates y foros, que les lean la cartilla a los candidatos, haciéndole hincapié en que no se aceptarán golpes bajos verbales, inclusiones en la vida privada y descalificaciones