Cárcel
¡ Zas!, las piedras volaron hacia varios bomberos de la Zona del Canal... Una docena de jóvenes patriotas sentíamos que nos ardía el corazón... al ver cómo
¡ Zas!, las piedras volaron hacia varios bomberos de la Zona del Canal... Una docena de jóvenes patriotas sentíamos que nos ardía el corazón... al ver cómo chorros de agua tumbaban las banderitas panameñas que habíamos clavado en suelo administrado por los EE.UU. Se estaba realizando la acción nacionalista llamada "Siembra de Banderas", a finales de 1959. Grupos de universitarios y jóvenes pedíamos que nuestra bandera ondeara en ese territorio panameño que llamaban Zona del Canal, donde no éramos soberanos.
En diferentes lugares de la Zona se pusieron banderas que eran quitadas de inmediato por autoridades gringas. Me encontraba en una loma del hotel Tívoli frente a donde hoy está la Asamblea. Poníamos decenas de banderitas en el césped. Entonces venían los bomberos zoneítas y con potentes chorros de agua las tumbaban. Molestos, les tirábamos piedras. Algunos bomberos soltaban la manguera al recibir una pedrada. Se retiraban unos metros y volvíamos a poner las banderitas.
Puse más de 15. Teníamos como una hora en este enfrentamiento cuando llegó el militar conocido como "perro" Hurtado. Nos dijo: muchachos, descansen un rato y siéntense en ese muro... Varios lo hicimos. Poco después se apareció un camión pequeño. Y nos arrestaron a todos. Por más que reclamamos que no hacíamos nada malo, sino luchando por la soberanía, los militares nos llevaron a la temible cárcel Modelo. A unos 16 jóvenes nos encerraron en una celda. Nuestros "vecinos" eran reconocidos maleantes de la época que tenían privilegios, como el llamado "Fidel Castro de El Marañón".
Nos dábamos aliento sosteniendo que no éramos maleantes, sino patriotas. Esa primera noche no dormimos por miedo a que nos maltrataran los verdaderos maleantes. Al día siguiente, desayunamos té y una micha de pan viejo y duro. Por más que reclamábamos a los guardianes que nos soltaran, nadie hacía caso. Al llegar la noche, nos dio depresión y miramos por la única ventanita de la celda y allí hice el juramento de nunca volver a ser detenido ni creerle a un militar.
Mis parientes me sacaron y fui a un periódico a denunciar el arresto. El gobierno nos señaló como alborotadores y no patriotas...