Concentración
La juventud panameña ha podido registrar dos hechos que podrían resumir nuestra historia política, de tan corta memoria: la actitud de choque en la Asamblea de Diputados al estilo de los paramilitares de la época del exdictador Manuel Antonio Noriega y la otra, el respaldo populista a un presidente, como fue la gigantesca concentración en la Plaza 5 de Mayo que se repitió este domingo y que ha de servir para prever el futuro.
Una irrupción brusca fue la primera y con ella se cambió la confrontación de las ideas por los ataques violentos, típicos de la era dictatorial, cuando se imponía el uso del manual de guerra política que hasta llegó a servir de instrumento para la formación de los nefastos grupos paramilitares de una época que nadie quiere volver a vivir.
Lo extraño es que gente de trayectoria civilista apoyó esta forma de actuar en el escenario de la Asamblea de Diputados, donde, irónicamente, se demostró el nivel de libertad y democracia en que vivimos.
Por otra parte, las concentraciones en la Plaza 5 de Mayo, en respaldo a los caudillos que entendieron el sentir de un pueblo, tenían ese matiz de populismo, pero se basaba en la autoridad moral que otorga a un gobernante conocer su compromiso con la historia.
La concentración multitudinaria del pasado domingo era un enigma porque esa plaza solo había sido llenada en su totalidad por dos líderes carismáticos: Arnulfo Arias y Omar Torrijos.
Sin embargo, un partido y un gobierno joven, con una tarjeta de presentación en la que destacan sus obras, sobre todo la agenda social, liderados por un líder controversial que diariamente es atacado por un sector de la prensa que explotó encuestas para intentar desacreditar la convocatoria, alcanzaron a llenar el amplio sector.
Ojalá que esta experiencia positiva de reunirnos los panameños por la opción política de nuestra preferencia sirva para que sea imitada por todos los partidos políticos, que tienen que bajar a sus bases y ganarse el respeto.