Conciencia
Da dolor saber que los parientes del sacerdote colombiano Héctor Gallegos pidan a los responsables de su desaparición que digan dónde se encuentra la tumba. Luego
Da dolor saber que los parientes del sacerdote colombiano Héctor Gallegos pidan a los responsables de su desaparición que digan dónde se encuentra la tumba. Luego de más de cuarenta años, ya no les interesa que se haga justicia y vayan a la cárcel quienes lo mataron. Solo quieren tener un sitio donde llevarle flores al cura que molestó a la dictadura militar porque organizaba a los campesinos de Santa Fe de Veraguas.
Lo mismo ocurre al pensar ¿qué se hizo con la cabeza del médico guerrillero Hugo Spadafora? Su tumba está incompleta. Añada los jóvenes Falconet, Mendizábal, Wald y más de cien víctimas de la barbarie de los militares panameños. Todavía sigue el "código del silencio" de los cobardes que no desean enfrentar la justicia. Pero... por edad, más pronto que lejos tendrán que enfrentar la justicia divina.
Hace poco, un soldado alemán nazi de más de noventa años fue condenado por los crímenes contra la humanidad que cometió. Como no hay prescripción por estos delitos, muchos nazis han pagado con cárcel y hasta ejecución por las barbaridades que hicieron. De nada les valió la excusa cobarde de que "recibían órdenes" superiores. Cuando una orden va contra los derechos humanos... ¡no hay que cumplirla!
Pero no vayamos tan lejos. En Argentina aún están juzgando a ancianos que en la dictadura militar cometieron atrocidades. Incluso más de un mandatario tiene casa por cárcel. En Chile, entre los presos están oficiales que dejaron de ser humanos y torturaron y mataron a miles de compatriotas... porque no pensaban igual que ellos. Aunque el tirano Pinochet no fue a la cárcel en su país, sí estuvo un año preso en un hotel extranjero.
Conoció juicios que se le hicieron por sus abusos. Tengo más de veinte años de pedir que se haga un museo de la dictadura panameña. Una de las casas del exgeneral preso sería un buen sitio. Recuerden que "está prohibido olvidar". Da lástima conocer aquí y en el extranjero a jóvenes que no saben los horrores de estas dictaduras.
Pregunté a mi esposa por qué los ex militares asesinos no hablan y me dijo: "...porque no tienen conciencia".