Conciliación

Por: Yadira Roquebert -

E staba casi segura de que compartiría eventos realizados recientemente, como la semana del dengue, la presencia de leishmaniasis y la lucha de los odontólogos por preservar el flúor en el agua, entre otros temas; sin embargo, al escuchar el discurso del presidente en la instalación de la Asamblea, a tres años de su gobierno, siento necesario reflexionar sobre el tema.

La oposición, el gobierno, la iglesia e independientes coincidieron en que fue un discurso conciliador. El presidente llamó al diálogo, a la negociación y a encontrar puntos de encuentro, sin tener que llegar a acciones de violencia que pongan en peligro el desarrollo del país.

Afirmó que dejará las oficinas refrigeradas para reencontrarse con las necesidades del pueblo; de ese electorado que confió en sus promesas de campaña y que por diversas situaciones se siente defraudado. Agradeció el apoyo oportuno de la Iglesia y comprometió al presidente de la Asamblea a trabajar.

Recordó que mi Panamá, el país de las oportunidades, es el quinto mejor en Latinoamérica para hacer negocios; que en el 2011 entraron dos millones de turistas; que somos calificados entre los mejores destinos turísticos, que se generan obras de impacto mundial, que la ONU nos ubica como uno de los países más felices del mundo y que proyectamos confianza para inversionistas, entre otros logros que se han alcanzado, producto del trabajo de gobiernos anteriores y que la actual administración le ha dado seguimiento, inyectándole iniciativas que aportan, favorablemente, al desarrollo y crecimiento del país.

Políticos de oposición se mostraron impactados por lo expresado por el presidente, pero es que el alto costo de la vida no solo lo vivimos los panameños; es a nivel mundial. Hasta mi sobrina Dora que estudió en España con un préstamo del IFARHU lo vivió, y así como ella, los miles de extranjeros que han abandonado su tierra para buscar nuevas oportunidades en nuestro país. Entonces, ¿de qué estamos hablando? Es una crisis que se vive mundialmente, no es exclusiva de Panamá.

Es oportuno reconocer que los logros alcanzados son producto de la gestión de panameños que en su momento se pusieron la camiseta de Panamá, y eso es positivo. Algunos definen la política como el arte de mentir, esperamos que el presidente camine en los zapatos del pueblo y cambie esa percepción; que los panameños protejan y conserven las obras; y que el presidente de la Asamblea aproveche para bien del país, esta nueva oportunidad.

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