Confuso

Por: Por Milcíades Ortiz Catedrático -

El único día que se puede circular por la ciudad de Panamá es el domingo. Y eso, antes de que comiencen a regresar las personas que estaban en el interior. Los últimos 15 años, esta ciudad que en unos meses cumplirá 500 años de fundada, ha desmejorado la calidad de vida de quienes en ella residen. Ya es un mal aceptado los tranques de autos a cualquier hora. Por esfuerzos que hagan, los buses no son el mejor transporte, y por eso han aparecido los piratas. Lo único que sirve es el metro, que ya parece “una chiva gallinera” en algunas horas. Con ansias se espera el metro dos. Respecto a los metros, debieron ser construidos hace más de 20 años, cuando no hubiesen costado tanto ni dado molestias al público. En esa época vimos maquetas de proyectos que las autoridades no le hicieron caso.

Algunos se llenan la boca señalando los numerosos rascacielos que adornan la ciudad. Como suele suceder, las autoridades no planifican las consecuencias de este modernismo. Por eso ahora hay más inundaciones, desbordes de aguas sucias y dificultades para estacionar los vehículos. ¿Cuántos parques se han construido en estos años? El concreto está acabando con las áreas verdes públicas y en casas particulares. Hasta han llegado a “satanizar” los árboles para justificar su derribo. Cada día la ciudad es más caliente, sofocante. Hace 15 años existían barriadas donde tenían que cerrar las ventanas por el fresco. Hoy hay que gastar dinero en aires acondicionados y ventiladores para refrescarnos. Le echamos la culpa al calentamiento global, sin aceptar que nosotros mismos estamos dañando el medioambiente. Recuerdo lo hermoso que era recorrer las orillas del mar que bordea la ciudad. La fresca brisa marina penetraba la capital. Ahora hay cantidad de edificios que bloquean esa brisa.

Ni qué hablar de la inseguridad y la violencia de los vecinos. Vivimos encerrados tras las rejas porque los maleantes andan sueltos. Varios no circulan por la noche por miedo a un asalto. “La tapa del coco” es la pésima recolección de la basura, a pesar de los millones que se gastan en esto. Por eso me asombró saber que somos la novena mejor ciudad para vivir en América Latina. Se nota que los que hicieron esta investigación no viven aquí… y están confundidos.

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