Consensos
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La puja y repuja entre los empresarios y los obreros de la construcción demuestra que estos últimos tienen la capacidad para paralizar exitosamente un importante sector de la economía del país.
Siendo que el sindicato de los trabajadores de la construcción ha mostrado un vigoroso músculo, conviene decirles que tal fuerza debe ser usada responsablemente, porque lo que menos quiere el país es que la anarquía se apodere de las calles.
Por ello ponderamos la actitud responsable -hasta ahora- de la dirigencia sindical, que ha procurado no provocar enfrentamiento con las fuerzas del orden y afectar la libre circulación en perjuicio de terceros.
Es importante destacar que la existencia de un sindicalismo libre y democrático es buena señal de salud laboral; se requieren dirigentes responsables, de mentalidad abierta y que no se dejen influenciar por ideas exóticas, que no tienen cabida en la mentalidad de nuestros obreros.
Por su parte, los empresarios deben ser más flexibles en sus concesiones, ya que el consenso es precisamente conceder, en cuyo caso de lado y lado se cede en aras de lograr la solución del conflicto.
Tampoco es bueno enrarecer el ambiente nacional, acusado a tal o cual sector de estar influidos por consignas foráneas.
Ojalá que termine pronto el conflicto, porque pese a que ha habido orden y altura de parte y parte, no es bueno proyectar una imagen internacional de sectores productivos enfrentados, ya que eso lleva agua al molino del caos.