Corazón Embotado

Por: Por Roquel Iván Cárdenas Catequista -

Es muy común vernos envueltos en una vorágine consumista. Lamentablemente, los creyentes no escapamos a esa realidad. Nuestra Iglesia constantemente nos llama a la reflexión previniéndonos del daño espiritual que nos puede causar seguir esta corriente. Algunos piensan que se trata simplemente de una advertencia de índole económica. Sin embargo, existe un peligro aún mayor que la ruina material, y es la ruina espiritual.

La palabra de Dios nos advierte: “Cuídense de que sus corazones no se emboten por el vicio, las borracheras y las preocupaciones del mundo…” Lucas 21, 34. La primera palabra que Jesús nos pronuncia en esta frase es “cuídense”, es decir, nos advierte que hay un peligro presente y real que hay que tomar en cuenta. Así que cualquier persona sensata ante un peligro eminente toma medidas de precauciones. El siguiente paso es analizar cuál es el peligro. El Señor nos dice que hay que cuidar el “corazón”, pero en la Biblia la palabra corazón no se refiere ni al órgano que bombea sangre ni al símbolo que representa nuestros sentimientos o el amor romántico que es propio de la relación entre hombre y mujer. La Biblia nos muestra el corazón como lo más profundo del ser (Jeremías 31, 33) donde el ser humano se decide aceptar o a rechazar a Dios.

La palabra específica que usa esta traducción del Evangelio es “embotar” que otras versiones traducen como: ofuscar, volver torpes, hacer pesados, aturdir, nublar, endurecer. En esencia tratan de transmitir, que hay cosas que nos hace ineptos espiritualmente hablando, para relacionarnos con Dios.

Meditemos en todas la cosas que nos pueden embotar el corazón, para empezar a romper con ellas para emprender con firmeza nuestro camino hacia Dios.

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