COVID-19: Contagio y conspiración

Por: Columnista -

En el año 2000, las autoridades de salud de entonces decidieron suspender los carnavales en las Provincias Centrales. La proliferación de roedores en la campiña azuerense hacía temer la expansión del “hantavirus”, sobre todo por la aglomeración de personas que iban a festejar en Las Tablas, Chitré, La Villa de Los Santos y otros pueblos del Interior. La medida fue todo un éxito, pero fue utilizada por conveniencia polítiquera, años después: en 2004 gana el PRD.

Dos décadas después, otra nueva amenaza se asoma sobre Panamá. Días antes de celebrarse los carnavales había rumores de la llegada temprana del denominado “Coronavirus de Wuhan” o COVID-19. Expertos en salud, líderes religiosos y la sociedad civil recomendaron a las autoridades del gobierno de “Nito” Cortizo que suspendieran la farsa pagana, pero valieron más las presiones de los empresarios y la fiesta continuó. Luego veríamos las funestas consecuencias.

Poco antes de anunciarse el supuesto primer caso de COVID-19 en Panamá, ocurre la repentina muerte del director del Colegio Francisco Beckmann en Las Cumbres. El profesor fallece en medio de especulaciones de que el virus asiático había llegado mucho antes, afectando a cientos de personas, entre docentes y estudiantes. Hasta la encargada de Salud había negado que eso fuera el caso, tal como quedó grabado en noticieros y emisoras radiales. Ahora quedó la duda.

Una máxima de la comunicación social pública nos sugiere decir la verdad y nunca dejar de ser veraz. Por desgracia en el Gobierno de turno, hay individuos que solo piensan en el manejo político, de que vale más mitigar el costo económico o las repercusiones futuras, pese a la gravedad del COVID-19 en la población panameña. Y en el poder gubernamental, algunos de sus “influencers” no tardaron de tildar de “alarmistas” a quienes cuestionaban el pretendido control informativo.

De confirmarse que el caso del “profe” del Beckmann es un ejemplo de propagación comunitaria del COVID-19, demostraría que las autoridades sabían con antelación que el Coronavirus de Wuhan estaba en el territorio nacional. ¿Cómo podemos confiar en funcionarios públicos que no dicen la verdad, que nos ocultan la información, pero ahora nos vienen con cara de piedra y culpan a los que les cuestionan por preguntar, ante la especulación creada por su actuar?

A verdad es que el COVID-19 ya llegó y no vale llorar por la leche derramada. Es hora que el pueblo panameño coopere para combatir la propagación del peligroso virus respiratorio, que a nivel mundial ha matado a casi dos mil personas, al igual que tiene afectados a más de 200 mil individuos en todo el planeta. Para nada serviría reforzar controles sanitarios en aeropuertos, puertos marítimos o puestos fronterizos. Es una enfermedad que vino para quedarse.

Lo mejor es seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como lavarse las manos y evitar aglomeraciones. Contacte atención médica, si se tiene sospechas de tener síntomas. Recuerde que la salud comienza en el hogar. Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigas y amigos...

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