Distancia

Por: Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

La distancia de treinta y tres años de ocurrido un hecho no impide que se le siga recordando por quienes han tenido alguna relación con los participantes. Eso me sucede con la muerte del médico guerrillero Hugo Spadafora. El pasado 13 de septiembre se cumplió la fecha del horrible asesinato de Hugo, quien se opuso a Noriega y lo acusó de estar relacionado con el narcotráfico. Nunca apareció la cabeza del médico que años antes participó en la lucha de liberación del país africano Guinea Bissau. Tuvo una vida muy activa. Cuando estuvo un año adelante de mí en el Instituto Nacional, “solo me dedico a comer libros para ganar buenas notas”, confesó. Al ir a estudiar Medicina en Italia, despertó su conciencia social.

Al graduarse de médico fue con la guerrilla de Amílcar Cabral, quien logró la independencia de su país. Ya en Panamá estuvo ayudando a los rebeldes arnulfistas que se oponían a la dictadura militar. Lo detuvieron y en la cárcel cambió su vida. Allí lo visitó el general Torrijos y conversaron largo rato. Hugo no tenía reparos en decir que Omar lo convenció de unirse a su lucha por mejorar Panamá (sic). Surgió una fuerte lealtad al llamado “dictador con cariño”, que mantuvo hasta el final de sus días.

Conocí a Spadafora en los años setenta cuando era promotor social en el Ministerio de Salud. Iniciaba programas radiales de salud en todo el país y él era el jefe de Salud de Colón. Me dio todo su respaldo. Luego lo ascendieron a viceministro y teníamos conversaciones sobre el panorama nacional casi todos los días. Le conté de los deseos de jóvenes de ir a luchar a Nicaragua contra la dictadura y yo inventé el nombre de la Brigada Victoriano Lorenzo. Hugo hizo una llamada (¿?), tomó el mando del grupo y se llenó de gloria. Luego le sugerí que dirigiera un movimiento juvenil, pero se opuso porque eso le “restaría liderazgo a Torrijos”. Discutíamos sobre si Omar era un líder o solo un dirigente popular. Como sociólogo decía que los líderes se prueban en la oposición. Para mí Belisario Porras y Arnulfo Arias son los únicos líderes panameños.

Hugo era un escritor nato. Ayudé a darle forma a un libro sobre su experiencia en África. Me indicó que no temía por su vida porque si algo le pasaba culparían a Noriega automáticamente. Esa confianza lo perdió. Su atroz muerte causó protestas en todo el país y hasta tumbaron un presidente que quería investigar su fallecimiento. La distancia de los años de su muerte no disminuye mis recuerdos...

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