El hambre
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el hambre mata más personas cada año que el sida, la malaria y
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el hambre mata más personas cada año que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos. La FAO asegura que el hambre crónica afecta a 1,040 millones de personas. Sin embargo, afirma también que hoy el mundo produce comida para alimentar a 12,000 millones de personas, cuando en el planeta habitan solo 7,000 millones.
Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, aseguró: “La impresionante subida de los precios de los alimentos está produciendo una gravísima crisis de alimentos en el mundo entero y puede provocar la muerte en breve de millones de personas”. En los últimos 20 años, los precios de los alimentos han pasado a ser la principal causa del hambre en el mundo. Las grandes crisis de alimentos en África y otras zonas de hambruna han ocurrido donde el mercado de alimentos está bien abastecido, pero los más pobres no tienen con qué pagar esos precios.
Las razones que se esgrimen para justificar la escasez de alimento son diversas: las malas cosechas debido a problemas climatológicos de inundaciones y sequías, el aumento de la demanda de los países en desarrollo, especialmente China y la India, dos gigantes superpoblados que consumen cada vez más alimentos. Pero estas razones no justifican por sí solas el problema global del hambre.
Los análisis de los expertos hacen poco énfasis en las causas que más inciden en la hambruna que padecen vastas regiones, como la mano invisible de la especulación que eleva los precios de los alimentos a niveles inalcanzables para las masas pobres. Se compran y venden materias primas para especular y hacer negocios y eso repercute finalmente en el aumento del precio de la comida en el consumidor final. Los mismos bancos, fondos de alto riesgo y compañías de seguro que causaron la crisis de las hipotecas, hoy especulan de igual forma con la comida.
Lo anterior está calzado por las decisiones poco acertadas y la ambición desmedida de los líderes políticos de los últimos decenios, que favorecen los grandes intereses económicos que especulan con los precios de los alimentos, otra de las causas más importantes de la pobreza extrema y el hambre.