El patrón de la corruptela es el cáncer de nuestros pueblos

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Por Julio César Caicedo Mendieta.

A mis 70 años, mi experiencia y principios han recorrido muchos caminos de ciudades, montañas, playas y llanuras. Le doy gracias a DS que no he enriquecido ni abusado del prójimo, pues siempre he sentido su presencia, fortaleciéndome para advertir pillos mentirosos en personas que gastan más saliva que un loro. En términos generales, el juegavivo en el mundo es un modo de ser en el que los que los cometen son conscientes de que se trata de un delito, por esa razón, si logro ser candidato a representante en el 2019, no patrocinaré borracheras, el pago de una cédula perdida o la entrega de materiales y dádivas. Es decir, los pueblos tienen que ser responsables, a menos que se vea que por una desgracia haya que auxiliarlo. Mucho mejor sería no salir electo, porque me convertiría en más de lo mismo y acudiría al pueblo simulando solucionar los problemas sustantivos cada cuatro años, con una chácara llena de chécheres y algo de cambio en los bolsillos. Esa decir, se hundiría un modo de vida correcto, al final de la orilla.

El juegavivo en Panamá no es más que un montón de cosas amorales totalmente explicables si no son reprimidas a tiempo, que van desde el golpe de tablilla hasta un desfalco de millones de dólares. El juegavivo en nuestro país se desarrolla desde un tiempo para acá, en un potrero sin cercas, por el gusto están los muros de la Zona Libre de Colón si se percibe que allí funciona una de las universidades mundiales de la corrupción. El laboratorio mayor lo tenemos en la clase política con el transfuguismo y en las esferas gubernamentales en donde se ha institucionalizado el aprovechamiento de cualquier jugada “chueca” o tramposa, sustentada por el viento de los comentarios sobre lo judicial, fiscales y magistrados venales…O sea a mí no me crean, pero somos campeones mundiales en burlar la ley.

Hemos dejado que los supercanallas políticos y funcionarios tuesten los cerebros de los humildes ciudadanos, que ya no creen ni en sus madres ni en los que por primera vez pretenden someterse al sufragio. Preguntas normales de los panameños de hoy en los tiempos de la política son: ¿cuánto me va a dar por mi voto?

Nota: Al poeta Álvaro Menéndez Franco que se comunique al correo: [email protected]

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