En busca de alternativas
Por: Yadira Roquebert / Periodista -
“Oye, te mataron ayer a un vecino” - dijo una mujer adulta al encontrarse con una conocida cuando se trasladaban en un elevador. Ésta vuelve la mirada y le responde: - Sí, lo sorprendieron, estaba afuera de su casa. Al salir ella del elevador, la mujer adulta comenta: El que mal anda, mal termina. Tras este comentario, un hombre interviene y señala: “Ese es el pan nuestro de cada día, homicidios y delincuencia”, hace una pausa y agrega: “Nos estamos quedando sin juventud”.
Esta breve conversación lleva a pensar que el ciudadano residente en mi Panamá, el país de las oportunidades, se levanta cada día con registro de hechos que demuestran que no existe respeto por la vida, ni por las personas, independientemente del cargo que ocupan. Donde la juventud cada vez tiene mayor protagonismo, lo que indica que está en peligro la población que en unos años será el relevo generacional.
Y se trata de un tema social que en múltiples ocasiones lo hemos abordados. Reiteradamente hacemos llamados a la familia, el núcleo de la sociedad que tiene un rol que cumplir, siendo el primer ámbito social del ser humano, donde aprende los primeros valores, principios y nociones de la vida. Un grupo social donde se forja la base afectiva y formativa de sus miembros; donde sus integrantes están unidos por lazos de amor y un proyecto en común.
Existen otros elementos que inciden en la sociedad y eso lo comprobé a través de una conversación que sostenían unos adultos mayores. Todos coincidían en manifestar que desde que se inician los noticieros, el común denominador es delincuencia y asesinato. Un espacio que poco contempla noticias agradables, porque van saturando al televidente de hechos que tienden a alterar su estado anímico. En ocasiones dedican la mayor parte del horario en contenidos que reflejan hasta delitos de alto impacto, para al final concluir con unos segundos de buena noticia. Ya para qué, decían, si han dejado los ánimos exaltados.
Y pensar que se define a Panamá como uno de los países más felices. Hay que voltear el timón y buscar otra ruta. Analicemos profundamente el aporte que le brindan a la sociedad, con la finalidad de buscar alternativas efectivas para hacer de este país, lo que nos merecemos.