Opinión - 29/4/14 - 11:58 PM

Enemigos

El capital y el trabajo tienen que funcionar juntos para el éxito de cualquier actividad. En el mundo hay personas que quieren convertir esta realidad en un

Milcíades Ortiz Milcíades Ortiz

El capital y el trabajo tienen que funcionar juntos para el éxito de cualquier actividad. En el mundo hay personas que quieren convertir esta realidad en un “tinglado de boxeo”. Todo viene de los planteamientos comunistas en los que catalogaban a los dueños de empresas como ogros, que quieren explotar a sus obreros para tener más ganancias. No voy a decir que eso es totalmente falso. Es lamentable que personas no comprendan la relación de dependencia de estas dos fuerzas. Si no existiera un capitalista “explotador” que invirtiera dinero en empresas y fábricas, los trabajadores no tendrían empleos y la pasarían mal. Si no hay trabajadores, el capital solito no se multiplicará ni dará ganancias a su dueño.

En países desarrollados de Europa y Asia, ambos sectores han comprendido esta realidad. Cuando hubo crisis financiera en el mundo, se dieron casos de sindicatos que preferían que se rebajaran los salarios a que cerrara la empresa. Esto fue a todos los niveles. Cada 1 de mayo veremos a los obreros desfilar con pancartas negativas contra los patronos. Aquí y allá la palabra sindicato es sinónimo de problemas, huelgas, piqueteos, etc. Se ve que todavía no hemos modernizado las relaciones obrero patronales. Quien invierte plata desea buenas ganancias. Los que la producen también buscan mejorar sus sueldos, sobre todo si existe alto costo de la vida. Es un círculo de nunca acabar que puede dañar la convivencia en una sociedad.

Existen ejemplos de empresas extranjeras que dejaron el negocio por la actitud de los sindicalistas que exigían más a cada rato. No tengo mayor experiencia sindical. Una vez organicé el sindicato en una empresa periodística y casi me botan. Fui elegido secretario de Educación. Los dirigentes se reían cuando les decía que el sindicato debía realizar campaña para que los trabajadores no llegaran los lunes borrachos o faltaran por las fiestas del fin de semana. Al final quedé haciendo murales y charlas. No es fácil modernizar las relaciones obrero empresarios. Hay muchos años de odios de clases...


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