Epicteto

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

El estudiante de Periodismo estaba preocupado por unas palabras que le decía un profesor. Me preguntó si era cierto que “la juventud de hoy estaba perdida”. Me sonreí y eso asombró al joven. Expliqué que esa misma frase se la decían a mi generación en los años cincuenta del siglo pasado ¡y no era cierta! Agregué que los jóvenes en todo el mundo piensan y actúan de manera distinta a los adultos, quienes por lo general no los comprenden. Añadió el joven que ese profesor a cada momento les señalaban que ellos eran una generación perdida, algo que incomodaba a ciertos alumnos.

Por respeto a la libertad de expresión del colega profesor no critique su actitud, que consideraba no se basaba en la realidad. Mi mente se fue por el túnel del tiempo al Instituto Nacional y recordé algunas actuaciones de esa “generación perdida”. Varios se retorcían en las fiestas al ritmo de música norteamericana como el rock and roll. Otros imitaban a Marlon Brandon y usaban jacket negro como si fueran conductores de motocicletas. Los que tenían cabello lacio se ponían gomina en un “rulo” sobre la frente, imitando al famoso actor Tony Curtis. Algunos copiaban la forma de caminar del joven actor James Dean. Aunque en esa época la cédula se conseguía a los veintiún años, había chiquillos que se emborrachaban, y hasta iban en ese estado a clases. Esos jóvenes “perdidos” en su mayoría estudiaron y se convirtieron en buenos ciudadanos.

Recordé esta situación el otro día cuando revisaba antiguos papeles utilizados en mis clases. En uno de ellos había un pensamiento del antiguo filósofo grecolatino Epicteto. Decía que el error del anciano es que pretende enjuiciar el hoy con el criterio del ayer. ¡Qué palabras más sabias! A pesar de los centenares de años de haber sido dichas, mantienen su vigencia en estos momentos, cuando muchos critican a niños y jóvenes por el uso excesivo de la tecnología de celulares, tablets y computadoras. A las personas mayores nos cuesta aceptar la cantidad de horas que pasan ellos ante una máquina. Dejan de vivir la realidad que los rodea para sumergirse en el nuevo mundo de la electrónica. Tampoco comprendemos esos enamoramientos por internet, cuando nosotros lo hacíamos cara a cara y hasta recitando poesías de amor…

Nota: siempre he dicho que es importante conocer la historia. Hace días me enteré por un artículo viejo, que la idea de un tren de Panamá a David ya existía en 1912. Lo harían los norteamericanos, pero quedó en nada...

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