Escasean los sapos y aumentan los mosquitos

Por: Por: Julio César Caicedo Mendieta Columnista -

Tal vez me dirán que, en Panamá escasean cosas más importantes como la Fe en DS, el amor, la moral, la consciencia y la disciplina. Eso lo sospechamos pero como yo siempre he vivido pensando que en haciéndome la señal de la cruz desde que amanece bastará para mantenerme tranquilo mientras me mantenga ocupado con el azadón o en la computadora, cierto; no me preocupan esos comportamientos naturales en los humanos, sin embargo este año la ausencia de los sapos a pesar que entró de lleno la época lluviosa, me sorprende pues no he visto un solo sapo, ni aplastado en las carreteras ni en el rancho de la casa, cuando el año pasado se tropezaban con sus propios “sapiringos” detrás de los insectos y en los caminos amanecían boca “párriba” como desayuno servido a las nonecas y aguiluchos.

Algo raro está pasando no solamente con los sapos culebras y ranas que no escucho en las noches; este año los marañones fueron escasos, los plátanos chinos que no conocían de plagas se pierden, se ven bonitos por fuera, pero por dentro están negros como corazón de político, los abres para sancocharlos tienes que botarlos porque en su mayoría están cubiertos por porosidades marronas, algunos naranjales de Coclé nos ofrecen frutas con gusanos? Raro? Jamás había visto gusanos dentro del gajo agridulce de una naranja y menos en los de las mandarinas. He preguntado a gente del campo y no saben a ciencia cierta lo que está pasando, unos acusan a los zagaños como transportadores de hongos y otros al cambio climático.

Hace ya tiempo que los que saben vienen pregonando del impacto del cambio climático en los cultivos alimenticios. Los científicos hablan de sequías e inundaciones, que diezmarán la capacidad del hombre para producir alimentos que necesita la población en constante crecimiento. La FAO acaba de indicar que en el planeta se necesita producir 60% más de alimentos para el año 2050.

Yo no me imagino a un país como Panamá sin sapos. Cuando llegaron los primeros españoles a estas tierras tropicales lo que más los asombro fue ver a los aborígenes comiendo patas de ranas asadas con pisvaes y a estos últimos los consideraron como huevos vegetales. En este 2019 tomé chicha de marañones porque congelé una buena cantidad del 2018, de manera que meteré al congelador el doble de la pulpa de mango y cruzar los dedos para que cuando llegue marzo de 2020 haya marañones, pepitas y sapos grandes.

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