Falso

Varios de mis alumnos graduandos de Periodismo tararearon la canción de Blades que señala que "Patria son tantas cosas bellas". Muy seguro dije que eso era... ¡falso!

Milcíades Ortiz / Catedrático

Varios de mis alumnos graduandos de Periodismo tararearon la canción de Blades que señala que "Patria son tantas cosas bellas". Muy seguro dije que eso era... ¡falso! Me miraron con asombro y protestaron. Entonces recité parte de la famosa poesía de Ricardo Miró. Se admiraron al escucharme que "Patria son los viejos senderos retorcidos, que el pie desde la infancia recorrió". Al terminar repetí que eso era falso.

Ante los murmullos de ciertos, expliqué mi planteamiento sociológico. No niego que ambos poemas son hermosos y estremecen cuando estamos en el exterior. Al analizar con frialdad los mensajes, vemos que no se ajustan totalmente a la realidad. ¿Cosas bellas? ¡También tiene cosas feas! Pero sigue siendo nuestra Patria. La mejor manera de amarla sería luchar contra lo que es feo.

Los periodistas y docentes tienen mucho que hacer sobre esa amarga realidad. ¿Senderos retorcidos? Primero, no todos los senderos del país son retorcidos. Hay panameños que quieren mucho a la Patria panameña... y no nacieron aquí. No conocen ningún "sendero retorcido". Hablo de miles de extranjeros que dejaron sus senderos retorcidos para encontrar en Panamá "un lugar bajo el sol".

Mi papá vino joven de Colombia. Me decía que nacer en un lugar no significa que se le quiera. Señalaba maleantes, abusadores, sinvergüenzas nacidos aquí. Él sentía orgullo de su cédula de panameño nacionalizado. Mis abuelos de origen italiano hicieron una vida de provecho en este pequeño país. Este sitio de "crisol de razas" les abre los brazos a personas que deseen instalarse y ayudar a que seamos mejores.

Claro que habrá momentos en que esos extranjeros panameñizados "revuelvan la mirada" y recuerden sitios agradables del lugar donde nacieron. Algunos hacen viajes que sirven para que no desaparezcan los lazos con aquellos que dejaron. Abandonar lo que conocíamos desde niños no es fácil. No importa si todas nuestras cosas no son bellas. O que los senderos retorcidos no existan en esas mentes. Lo que vale es que sean felices.



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