Flotante

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Somos el país con una de las mejores economías de Latinoamérica. Ver Punta Paitilla, Costa del Este y algunas playas con lujosos edificios de departamentos de casi medio millón de dólares lo confirma. Pero bajemos de esas brillantes alturas y lleguemos al suelo de la realidad para encontrar el lado oscuro de nuestra sociedad. Nos enteraremos de que cuatro de cada diez panameños que trabajan pertenecen a la llamada economía "flotante". Como diría sencillamente el Cholito Mesero, son buhoneros que venden lo que sea para poder llevar a su familia un pedazo de pan ganado con honestidad.

No tienen seguro social… Así que nunca disfrutarán de una jubilación y quedarán en algún programa de ayuda social. ¿Dónde vivirán? ¿Qué comerán con una canasta básica por las nubes? Casi la mitad de los panameños no tiene una vivienda adecuada, ni luz ni agua potable. Su alimentación es poco nutritiva. Medio millón de compatriotas subsiste con menos de un dólar al día, aunque Ud. no lo crea. Por eso la depresión y el descontrol aumentan en nuestras calles. Esta amarga realidad choca con una característica que tienen muchos panameños. Algunos economistas no comprenden cómo es posible que se gasten más de cuatro millones de dólares en juegos de azar al mes. Es que buscan que la suerte les traiga el dinero que les permita vivir mejor.

Ojalá sea cierto que la Alcaldía ayudará a los "bien cuida'o" y no los persiga como si fueran delincuentes. Siempre recuerdo la realidad que me mostró uno de ellos. Me dijo: "Señor, necesito conseguir dinero para mi mujer y mis hijos. Cuidando su auto logro unos dólares. Si me lo impiden, desesperado tendría que asaltarlo a Ud. en la esquina para robarle su cartera". Desde esa vez he pagado para que me cuiden el auto. Sufrimos cuando desalojan a ciertos buhoneros mal ubicados. Esperamos que los apoyen en esa actividad humilde de la economía flotante que muchos no ven porque no miran para abajo al caminar por la ciudad.

Tampoco hay que acabar con las fondas populares que por unos cuántos centavos permiten que los pobres satisfagan su hambre y puedan seguir viviendo. Hay que usar la creatividad social para que estos panameños marginados de la economía de millones no se sientan poco apreciados, sino que les importan al resto de la sociedad. Todos merecemos compartir las cosas buenas de la sociedad panameña.

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