Gestos admirables
Por: Hermano Pablo -
Sucedió durante la Guerra Civil española. En un campo de prisioneros republicanos se descubrió una conspiración para acabar con los guardianes y emprender la fuga. Sin embargo, no se sabía quién era el jefe de los rebeldes, así que se efectuaron los interrogatorios de rigor para descubrirlo. No bien había comenzado el proceso cuando uno de los prisioneros interrumpió voluntariamente el interrogatorio de su compañero en armas y se identificó como el organizador de la rebelión. Con fervor justificó sus acciones, pero no logró más que encender las pasiones contrarias, y lo condenaron a muerte. Cuando lo llevaron ante el paredón, le ofrecieron los últimos auxilios espirituales y la tradicional venda para los ojos, pero rechazó ambas ofertas. Sin embargo, cuando el teniente al mando del pelotón se dispuso a dar la voz de ¡fuego!, el condenado levantó la mano y dijo: