Opinión - 12/5/14 - 05:11 AM

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Las estadísticas son la mejor herramienta para que cualquier gobierno conozca la realidad de los panameños. Un estudio de las organizaciones United Way Panamá y el Movimiento

Milcíades Ortiz Milcíades Ortiz

Las estadísticas son la mejor herramienta para que cualquier gobierno conozca la realidad de los panameños. Un estudio de las organizaciones United Way Panamá y el Movimiento Unidos por la Educación hace una radiografía de nuestros jóvenes y la educación. Se hizo el año pasado. La causa principal para que no se siga estudiando en universidades es la falta de recursos económicos, según dijo casi la mitad de los investigados. Por eso los proyectos de becas universitarias y otras ayudas serán exitosos. Ni el cuatro por ciento se alejó de las aulas porque “perdió el gusto” por el estudio.

Sobre las becas deseo indicar que no solamente deben darse a alumnos cuadro de honor y primeros puestos. A veces un joven con promedio de cuatro o cercano a esta nota puede resultar mejor que otro genio. Advierto que el asunto no es dar becas por darlas... Me enseñaron de niño que había que conseguir las cosas con esfuerzo y trabajo. “Nada es gratis y nadie regala por nada”, señalaba mi padre. Habrá avivatos que seguirán aquel refrán que dice “lo que no cuesta no se valora”. Me inclino por los préstamos educativos, que comenzaron en Panamá en los años 60 con el Ifarhu.

Fui beneficiario de esos préstamos que me permitió estudios superiores de Sociología en Chile. Hay que hacer comprender al beneficiado la responsabilidad de pagarlo. Lamentables son las deudas millonarias de esa institución, a pesar de que los préstamos deben tener un fiador responsable. Contrario a lo que se pueda pensar, menos de uno de cinco universitarios trabajan y estudian, como hicimos muchos en los años 60 en la Universidad de Panamá. Hablemos de responsabilidad paterna. Es notorio que a ocho de cada diez entrevistados sus estudios son pagados por los padres.

Nuestra juventud es “buena inversión” para mejorar. Dejando a un lado aquellos que prefieren “los malos pasos” de la delincuencia, la gran mayoría dijo saber usar computadoras. Casi la mitad tiene internet en sus casas. Esto indica que nos alejamos de la aldea para entrar en el “primer mundo”...


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