Historiadores discriminados por los museos

Por: Por: Enrique Avilés / Para Crítica -

En medio de la suspensión del debate de la Ley 638 que regula la profesión de Historia, y en pleno mes de la patria, nos sorprende ver como intereses ajenos a la misma, utilizando fuertes tentáculos de poder se oponen a que el profesional de esta rama tenga un sitial en el Manual de Cargos del Estado, para así poder brindar todos sus conocimientos en el desarrollo cultural de archivos históricos, centros documentales, museos y proyectos culturales de carácter nacional como municipal. Nos es imposible pensar que no es necesario crear la idoneidad de la carrera si se va a crear un sitial de reconocimiento laboral para los historiadores.

La Red de Museos, organismo no gubernamental, ha mostrado su descontento con esta propuesta al expresar su directora la Sra. Amanda Destro, que “al negarle a un residente legal con permiso de trabajo que ejerza la profesión para la que estudio y se entrenó (Historia y otras profesiones) solo porque no está nacionalizado va en contra de los derechos humanos y laborales fundamentales”. Deja muy clara su posición la Sra. Destro y los adherentes a su comunicado respecto a la Ley, pues al buen entendedor con pocas palabras bastan.

La Red de Museos, no representa a los historiadores nacionales y le molesta en demasía que esta profesión se regule, pues sin regulación es más fácil violar los derechos humanos y laborales del historiador nacional, pues nada jurídicamente obligaría a los museos de historia nacional, fuesen estatales, privados o administrados por patronatos, a contratar especialista en Historia Nacional.

De hecho, no existiendo marco jurídico contratarían a quien se les dé la gana, sin distingo de que sea foráneo y realmente profesional de la Historia para que escriba hasta del 9 de enero de 1964. Mi pregunta para la Sra. Destro y quienes la apoyan es: ¿Por qué el historiador nacional no debe contar su historia obligatoriamente en los museos de Historia Nacional de nuestro país? ¿Quién es esta organización, para impedir la misión de los historiadores de cultivar nuestra identidad histórica en nuestros museos? ¿Por qué la enorme preocupación de esta organización por garantizar el trabajo de Historiador a quienes no son Nacionales?

No me resta más que preguntarle al panameño de a pie, a ese que sale a ganarse todos los días con esfuerzo el porvenir de sus hijos: ¿Te parece justo que traten a tus historiadores como profesionales de segunda clase? Conociendo a mi pueblo estoy seguro de que la respuesta es un NO alto y claro.

El autor es docente de historia de la Universidad de Panamá.

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