Independientes

Frente al desprestigio de los políticos tradicionales, la corrupción y oportunismo de las cúpulas de los partidos, han estado surgiendo figuras que se presentan ante el electorado como ‘independientes’ con propuestas y alternativas nuevas.

Eso está bien. Muchos ciudadanos están hartos de las mismas caras y eso ha posibilitado la activación de los candidatos independientes; sin embargo hay que estar claros en que no siempre el adjetivo ‘independiente’ es la realidad del que se presenta como tal.

Para serlo realmente no debe tener vínculos -ni presentes ni pasados- con los poderes económicos y políticos, que actúan tras bambalinas apoyando a candidato en función de sus intereses.

Quizás en este punto sea preciso apuntar que el paradigma de la independencia electoral y política históricamente ha sido el catedrático Miguel Antonio Bernal, una especie de Quijote político, luchando contra molinos de viento a veces indestructibles.

Empero, hay otros que en el pasado reciente fueron amanuenses y empleados de los grandes poderes o que hasta hace poco militaron en partidos y que ahora se presentan ante la opinión publica como ‘independientes’. Ojo con esos, que de independientes no tienen nada.

Sería bueno que se le hiciera una auditoría a la trayectoria política y profesional de esos independientes, que pretenden que les demos el voto, pues seguramente saldrán bellezas. No todo el que está en un partido político es necesariamente corrupto y no todo el que se dice independiente, es prístino y transparente.