Infiernillo político

Por: Ramón Jiménez Velez -

Bueno, bueno, los hechos públicos ocurridos con las explosiones de violencia por grupos organizados presionando políticamente sobre propuestas legislativas del gobierno que obligaron a este suspender las mismas y reprogramar, ilustran debidamente la relación de gobierno y opinión pública.

Por cierto, la opinión es un asunto interpersonal, o sea la idea que nos formamos de algo y puede motivar nuestra conducta, dependiendo del nivel o grado de afectación y relevancia que tiene el asunto para nosotros.

De paso, la opinión puede ser gaseosa (efímera) líquida (variable) o sólida (arraigada), de acuerdo con nuestras vivencias, intereses, relaciones, ambiciones, rechazos o ideales.

En cuanto a la formación de opinión pública no interviene la línea familiar (es intrapersonal), sino está concentrada principalmente en los medios de comunicación social, pues las personas tienen más información a través de estos y las actuales redes sociales, no solo con la información sino con la discusión y la especulación, incidiendo en los actos políticos.

Por regla general la gente no tiene ninguna opinión importante y profunda sobre las cuestiones políticas. Respecto a esto las autoridades pueden no estar conformes con las opiniones de las personas, las cuales pueden estar divididas partidaria o ideológicamente que se transfieren a inclinar y determinar su comportamiento favorable o de rechazo, cívico o violento.

Puede convertirlo en simple ejecutor (participación pasiva) en activista (actúa dentro de los movimientos sociales) o en contendiente.

Por supuesto que la opinión pública cambia con el tiempo y puede ser objeto de deserciones, al ser más un juicio de valor que de hecho. No necesariamente conduce a la verdad aunque expresa una actitud crítica (si es racional y está informada), siendo un ente fuera del gobierno al que trata de controlar su política.

Por ello puede corromperse por el despotismo de las mayorías, por la manipulación mediática o de grupos de poder o por el conformismo de las masas.

Definitivamente son los medios de comunicación de masas, en sus versiones informativas de opinión o en sus programas de debates, la fuente primordial para conocer o enterase de las noticias políticas.

Sin embargo es una comunicación lineal (no hay retroalimentación por participación abierta del público) excepto en los programas abiertos a todo tipo de participantes.

El filósofo inglés Herbet Spencer, escribió: a fin de cuentas, la opinión está determinada por los sentimientos, pero no por la inteligencia.

Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.

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