Infiernillo político
B ueno, bueno, la falta de un contundente liderazgo y una masiva adhesión de los votantes, sumado a la ausencia de un discurso convincente hacen que
B ueno, bueno, la falta de un contundente liderazgo y una masiva adhesión de los votantes, sumado a la ausencia de un discurso convincente hacen que las acciones políticas deriven hacia un ataque verbal violento y las denuncias sin mayores sustentaciones a un adversario convertido en enemigo en el camino de las elecciones de 2014.
Por cierto, la violencia es el preludio de las pugnas por el ejercicio del poder público, para legitimar los actos de minar a los contendientes para desmoralizarlos disminuyendo su capacidad combativa.
De paso es un proceso para evitar la cohesión, sobre todo en partidos con serios problemas internos y la falta de unidad y así evitar su consolidación y la posibilidad de alianzas que refuercen su posibilidad electoral.
Dentro del panorama político panameño se ha utilizado el ataque político ya sea abierto en publicidad pagada, encubierto, en notas periodísticas, o solapados, vía Twitter.
Frente a ello se insiste en una coexistencia pacífica hacia una cultura de paz poco probable en una campaña político-electoral aún no plenamente definida y de contenido hacia la continuidad, con la reelección del partido gobernante y su aliado, o el cambio hacia una oposición dividida.
Las posiciones partidistas, por lo pronto, si bien plantean programas de gobierno (con promesas de inversiones, con la capacidad de producir la felicidad de todos los panameños aunque sin fundamentarla en la disposición de los recursos económicos indispensables para ello) a su vez se golpea a los adversarios calificándolos de corruptos, vagos, incapaces, o represores.
De esta forma se desestima, la eufemista promesa electorera propagandista para alimentar el morbo de las masas con el ataque despiadado.
Se busca en todo caso doblegar la voluntad del electorado y determinar por la fuerza hasta ahora verbal o discursiva la resistencia del adversario, interrumpiendo todo diálogo conciliador.
Eso está en el camino de la violencia destinada a destruir al enemigo físicamente para buscar su aniquilamiento, pero a la agresión se antepone la contra agresión, generadora de la explosión caótica con saldo de víctimas y desestabilización, rompiendo todo intento de comunicación.
Una situación peligrosa capaz de llevar al país al enfrentamiento fratricida o a la imposición de un poder represivo oficial.
El novelista y filósofo francés, Jean Paul Sarte, escribió: desconfío de la incomunicabilidad, es la fuente de toda violencia.
Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.