Infiernillo político

Bueno, bueno, cierre de calles, confrontaciones con antimotines, discusiones con automovilistas, es la receta diaria de los medios de comunicación. Por cierto, cientistas políticos norteamericanos y comunicadores

Ramón Jiménez Vélez Ramón Jiménez Vélez

Bueno, bueno, cierre de calles, confrontaciones con antimotines, discusiones con automovilistas, es la receta diaria de los medios de comunicación. Por cierto, cientistas políticos norteamericanos y comunicadores plantearon analíticamente lo que bautizaron como “convirtiendo las protestas en temas periodísticos”.

De paso, en su análisis revelaron que la pugna por el “rating” por ser el medio hegemónico (referencia de la sociedad) afecta las protestas al convertirlas en temas políticos, al crearlas algunas veces, modificarlas de acuerdo con su orientación política, por ejemplo: buenas las protestas anti-Maduro, malas las protestas pro-Maduro.

Definitivamente, inflarlas es una forma de insertar en la opinión pública, como si fuesen tema de interés nacional, hechos intrascendentes ocurridos en lugares hasta entonces desconocidos por el público y conferirles un estatus de impacto al poblado, calle o barrio donde se protagonizan las protestas.

Por supuesto que la nota recurrente es la difusión de la acción de disolver a los que protestan, sobre todo si hay mujeres y niños (no se critica la irresponsabilidad de llevarlos a quedar en situaciones violentas) y si la fuerza pública utiliza gases lacrimógenos, pimienta o balas de caucho o perdigones.

Además, la proliferación de estos en varios puntos del país, la ciudad o la provincia constituye aún más impacto para el “rating”.

En todo caso, en las protestas o las confrontaciones ¿quién busca a quién y quién prepara el hecho? Porque si no hay presencia mediática, la protesta no existe.

Esto implica que la noticia es el hecho, no sus protagonistas. Concretamente, el conflicto. No interesa, consecuentemente, el grupo como tal, sino el nivel de la protesta y si se da violencia.

Aquí, en nuestro país, observamos las coberturas mediáticas de jubilados que piden aumento de 30 dólares unos, y de cien otros, a indígenas cerrando vías vitales contras hidroeléctricas o mineras, e invasores exigiendo legislación, así como el disgusto diario por el metrobús.

Un comediante paisa, al referirse precisamente a la política, que finalmente es la meta de todo, preguntó: ¿Qué diferencia a los ladrones de los políticos?

Que el ladrón te escoge a ti.

Todd Glitton, catedrático de política de la Universidad de California, escribió: “El trato que le dan los medios de comunicación modela las protestas”.

Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.



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