Larga

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Entraba a clases en el Instituto Nacional a las 8:00 a.m. La última hora terminaba a las 12:00 m.d. Subía a un bus que me llevaba en menos de media hora a la casa paterna de calle primera Parque Lefevre. Almorzaba y tenía tiempo de hacer una pequeña siesta. A la 1:30 p.m. regresaba al Nido de Águilas, donde estaba hasta las 4:00 p.m. En los años 50, las escuelas primarias y colegios secundarios todos tenían doble jornada. Claro que era otra época. Había poca gente en la ciudad. Figúrense que estaba prohibido llevar pasajeros de pie en los buses. No niego que a veces me daba ganas de pavearme en la jornada de la tarde, sobre todo si había comido mucho. En esa jornada se ponían materias poco fuertes como Consejería, Música, etc. Después de las 4:00 p.m. teníamos tiempo para jugar un poco en la casa y hacer tareas. Con el crecimiento de la población panameña y la poca construcción de nuevas aulas, la situación cambió… apareció la jornada única, ya sea en la mañana o la tarde. De esta manera, un salón funcionaba dos veces al día y se economizaba hacer nuevas escuelas. Añada que el transporte poco a poco fue desmejorando su servicio. Ya no se podía ir del Instituto a Parque Lefevre en menos de media hora. Los muchachos tuvieron más tiempo para hacer lo que quisieran. Como aumentó el costo de la vida, en muchos hogares, padre y madre tuvieron que ir a trabajar y los niños quedaban solos. La sociedad fue deteriorándose al ponerse menos atención a los valores. El teléfono, la televisión y las malas compañías afectaron a parte de la niñez panameña. Ahora se quiere volver parcialmente al pasado. Como es imposible la doble jornada se ha inventado la jornada única o extendida. Se desea alargar tres horas más para mantener a los estudiantes bajo control en los centros educativos. Se evitaría que el alumno con tantas horas libres caiga en las garras del vicio y la delincuencia. ¿En qué país vivimos que se piensa enjaular a los alumnos porque no se pueden controlar las malas influencias de la calle? La idea tal vez sea una solución a medias por el aumento de la delincuencia infantil y juvenil dada por el mal ejemplo de algunos adultos. Hay dos dudas. Una, que conseguir esto va a costar muchos millones y esfuerzo que no se logrará en poco tiempo. Dos, ¿tres horas menos en la calle evitarán las malas influencias?


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