Lo siento, no seré cómplice del juegavivo

Por: Por Julio César Caicedo Mendieta -

A mis 70 años, mi experiencia ha corrido por muchos causes. No he enriquecido y le doy gracias a DS que siempre me ha respirado en la nuca fortaleciéndome hasta dudar una vez y hasta dos veces por milésimas de segundo, el maravilloso robo de un beso. En términos generales el juegavivo en el mundo es un modo de ser en el que los que los cometen son conscientes de que se trata de un delito, pero se muestran orgullosos de ello y hasta lo publican (ver caso de los jóvenes colombianos en el mundial de Rusia metiendo guaro en binoculares falsos y “cuidao” que hasta materia prima para el vicio seco).

El juegavivo en Panamá es otro montón de cosas amorales totalmente inexplicables, que van desde el golpe de tablilla hasta un desfalco de millones de dólares. El juegavivo en nuestro país se desarrolla desde un tiempo para acá, en un potrero sin cercas, por el gusto están los muros de la Zona Libre de Colón si se percibe que allí funciona una de las universidades mundiales de la corrupción. El laboratorio mayor lo tenemos en la clase política con el transfuguismo y en las esferas gubernamentales en donde se ha institucionalizado el aprovechamiento de cualquier jugada “chueca” o tramposa, sustentada por el viento de los comentarios sobre lo judicial, fiscales y magistrados venales…O sea a mí no me crean, pero somos campeones mundiales en burlar la ley.

Hemos dejado que los supercanallas funcionarios (desde Noriega para acá) tuesten los cerebros de los humildes ciudadanos, que ya no creen ni en sus madres, menos en los políticos ni en los que por primera vez pretenden someterse al sufragio. Preguntas normales de los panameños de hoy en los tiempos de la política son: ¿Cuánto me va a dar por mi voto?...Qué dádivas voy a recibir.

Yo lo siento, no pagaré ni daré dádivas por mi elección si alguna vez logro ser candidato. Mejor empleo mi tiempo que es de DS, en criar vacas tabuladas y en ponerles frutas a los pájaros del monte. Pero yo creo que la culpa nos viene desde que Eva se asoció con la serpiente y no cuando el “Homo sapiens” comenzó a hurtarse las semillas del resto de los primates como dicen.

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