Lomo

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Sin ninguna pena, el estudiante de Periodismo de último año informó al salón que tenía que “agachar el lomo” todos los días. Explicó que no tenía empleo, y salía temprano en la mañana a ver qué conseguía para llevar algo de dinero a su casa. Sabía en qué negocio necesitaban un trabajador por un día, casi siempre para cargar bultos. Era uno de los mejores alumnos y sus palabras impactaron a todos los presentes.

Semanas después, caminando por un depósito de mercancías en la ciudad, escuché que alguien me saludaba. Era ese alumno cargando en su “lomo” un pesado saco. Recordé este hecho hace poco en Boquete, Chiriquí. Me enteré de que empresarios privados y el Municipio del lugar, están promoviendo la capacitación de lo que ahora llaman emprendedores: personas que hacen actividades económicas por su cuenta. Comenté que datos oficiales indican que de cada diez panameños que trabajan, más de cuatro lo hacen en el sector informal, o sea por su cuenta y riesgo. Son buhoneros, vendedores en los semáforos, los que van de casa en casa ofreciendo artículos, dueños de fonda, de pequeños carritos donde venden chicha y “hotdog”, etc.

Los sociólogos sabemos que esta realidad laboral es negativa para el desarrollo de cualquier país. Principalmente porque los informales no tienen la protección del Seguro Social ni vacaciones y menos jubilación. Pero ellos producen dinero… En los años cincuenta del siglo pasado, mi papá le preguntó a vendedores ambulantes sobre el dinero que hacían. Varios le dijeron cantidades superiores al salario de un maestro de esa época. En los años sesenta conocí personas que lavaban y enceraban autos y conseguían plata para mantener a su familia. Chiquillos que limpiaban zapatos ganaban varios balboas al día.

En los años setenta investigué a limosneros. Llamó la atención que no querían un trabajo formal. Dijeron que el panameño es muy generoso, y con solamente pararse en una esquina y mostrar la mano abierta, recibían plata para vivir. Desde hace años, los gobiernos han hecho esfuerzos por capacitar a personas en diferentes oficios, y lograr que se ganen la vida honradamente. Ahora hay organizaciones económicas que prestan dinero a pequeños negocios. Sin embargo, todavía casi la mitad de los panameños que trabajan no tienen un empleo formal. Añada que hay medio millón de nacionales que viven con un balboa al día. Estas cifras no se justifican en un país que tiene una de las mejores economías de la región.

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