Magistrados políticos
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Se ha dicho, y no sin razón, que el proceso seguido al expresidente Ricardo Martinelli tiene un fuerte tufo a política, y así lo confirma la decisión del “magistrado de garantías” Jerónimo Mejía al no querer reconocerle al exmandatario su desvinculación del Parlacen con el único e inconfesable fin de retener la competencia del caso.
Aunque algunos ciegos no puedan ver la realidad, lo cierto es que Martinelli, como un expresidente de la República, es un fenómeno político, ya que cuando terminó su gestión hace casi 5 años, lo hacía con un índice de popularidad superior al 60%, algo inédito en el electorado panameño.
Los hechos acaecidos en las últimas 24 horas, con relación a Martinelli, dan la razón a la inmensa cantidad de panameños que opinan que quieren juzgarlo “a balazo”, como dice el pueblo, para sentenciarlo, condenarlo y encarcelarlo en menos de un mes.
El objetivo es claro: impedir que Martinelli participe en las elecciones de mayor de 2019, en las que es un hecho que a cualquier puesto en el que compita va a ganar por amplia mayoría.
Los magistrados, al desconocer la renuncia de Martinelli y, por lo tanto, declinar competencia a la esfera penal ordinaria, lo que están haciendo es actuar políticamente para complacer las ansias de venganza de quien transitoriamente detenta el poder político. No hay otra manera de interpretarlo.
Lo triste de todo esto es que despedazan el sistema de administración de justicia al introducir elementos de política y lucha por el poder, con lo que profundizan la falta de confianza pública en la probidad de nuestros operadores judiciales.
Están jugando con candela y poniendo en peligro todo el andamiaje legal, al utilizar la persecución como argumento único.