‘Me corté con una navaja’

Reverendo En este mensaje tratamos el caso de una mujer que descargó su conciencia en nuestro sitio www.conciencia.net: «Me corté las manos con una navaja

Hermano Pablo /Reverendo

En este mensaje tratamos el caso de una mujer que descargó su conciencia en nuestro sitio www.conciencia.net:

«Me corté las manos con una navaja y tomé pastillas. Lo hice en frente de mi esposo, y estuve en el hospital... Después de salir, caí en depresión severa, culpándome y creyendo que Dios me iba a castigar quitándome la vida de verdad y mandándome al infierno.

»Desde entonces, ni un solo día dejo de pensar en la muerte. Tengo mucho miedo de no saber a dónde voy a ir... Creo que todo es pecado... Perdí cuarenta libras en muy poco tiempo... Estoy bajo ayuda psiquiátrica y medicamento. Yo quiero salir de esto con la ayuda de Dios».

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimada amiga:

»En definitiva, usted está pasando por un tiempo muy difícil. Nos alegramos de que nos tenga la confianza para ayudarla a superarlo.

»En primer lugar, es muy importante que comprenda que hay dos asuntos distintos que usted ha mezclado como si fueran uno solo. Está afrontando un problema químico, es decir, físico, como también un problema espiritual. Nosotros no podemos ayudarla con el desequilibrio de sustancias químicas en su cuerpo, pero estamos muy contentos de que esté bajo el cuidado de un médico. No deje de tomar la medicina que el doctor le ha recetado.

»El segundo asunto es espiritual. Usted sostiene algunas creencias muy distorsionadas acerca de Dios que le están causando toda esa angustia. Usted concibe a Dios como un juez vengativo, que desea mandarla al infierno. ¡En eso sí que está totalmente equivocada!

»Dios, nuestro Padre celestial, nos ama tanto que nos ha preparado el camino. Él sabía que íbamos a pecar y a quebrantar las reglas, así que envió a su único Hijo para que recibiera nuestro castigo. De modo que no tenemos que ir al infierno o al purgatorio ni ser castigados, porque Cristo ya pagó por todo nuestro pecado. Cuando le pedimos a Dios que perdone nuestros pecados en el nombre de Jesucristo, Dios nos perdona porque ha prometido hacerlo».



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