Mítines S.A.

El candidato estaba preocupado. Tenía que ir a las barriadas populares a tratar de conseguir el voto “del pueblo”. Jamás en su vida había ido a lugares

Milcíades Ortiz Milcíades Ortiz

El candidato estaba preocupado. Tenía que ir a las barriadas populares a tratar de conseguir el voto “del pueblo”. Jamás en su vida había ido a lugares como esos. En su interior sentía desprecio por “la chusma”, aunque no viniera de una familia “popof-rabiblanca”. Sus asesores de campaña insistían en que “si quieres ser presidente, debes abrazar gente hedionda y besar chiquillos mocosos”. ¿Cómo voy a llegar así no más a pedirles el voto?, preguntaba con ingenuidad. Para “resolver” estaban los costosos asesores de campaña. Uno recordó que tenía un amigo de un posible pariente en una de esas barriadas. Fue a buscarlo y el señor tenía un “negocito electoral” que podría llamarse “Mítines S.A.”.

Conociendo la necesidad de los “baños de pueblo de los candidatos”, se reunió con amigos de parrandas y parientes para proponerles hacer reuniones políticas a un costo. Se pagaría por cantidad de participantes en el mitin. Era obligatorio que tras los discursos y las fotos, hubiese sancocho o arroz con pollo para los asistentes... ¡y licor, por supuesto! Cada participante recibiría además unos dólares. Se garantizaba al candidato pancartas con su foto y mensajes que decían que era lo máximo. Se incluían gritos a favor... El negocio era “redondo”. Todos quedarían contentos. La persona que me contó esto juraba que era verdad y no me estaba “tomando el pelo”.

Para conocer la opinión de mis personajes de “puro pueblo”, hablé con el famoso Cholito Mesero del viejo café de Santana. Me explicó que con la política hay personas que “se rebuscan como pueden”. Él no tiene ese negocio de los mítines, pero sí le han pagado y chupado por asistir a varios. “Pero hay que tener cuidado, no vaya a ser que con los tragos se grite a favor de otro candidato”, advirtió. En el Parque de los Aburridos (del Dominó), la reina de las hojaldres “La Panga” y los expescadores de Puerto Caimito, “Cojinoa” y “Tamboril” me indicaron que esa historia puede ser real. “Mire”, dijo el gordo “Tamboril”, “para algunos de nosotros las elecciones son la oportunidad de conseguir algo... allá después se verá por quién se vota”. “La Panga” señaló que le vende hojaldres a quien sea... El flaco “Cojinoa” indicó que “lo más seguro es que después a ellos no los veamos más por aquí”.

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