Molesta

Por: Por Milcíades Ortiz Catedrático -

Horas después de ser publicado mi artículo recordando los 33 años de la muerte del médico guerrillero Hugo Spadafora, decidí preguntar a algunas personas sobre este mártir de la patria. Varios de unos 40 años no tenían idea de quién fue. Otros de menos de 30 años tampoco. No es la primera vez que compruebo el desconocimiento que tiene un sector del pueblo, sobre lo ocurrido durante los 21 años de dictadura militar. ¿A quién echarle la culpa? ¿A la falta de referencias de este lamentable periodo panameño en textos escolares? Algunos profesores de Historia no se refieren a la dictadura por temor a buscarse problemas. Recuerden que muchos de los que participaron en ella siguen activos en la política, economía y vida social. Pero a los que nos opusimos a los desmanes de los militares y sus defensores civiles nos duele esta realidad. Por eso durante años en mis escritos he señalado que “está prohibido olvidar”.

Todavía no encuentran los restos y las sepulturas de docenas de víctimas de la dictadura. Desde hace años he captado decepción en luchadores por la democracia. Algunos se han marginado de las protestas que se dan en democracia. Otros prefieren no opinar sobre el momento actual porque creen que de poco valdrá. Al ver a figuras civiles y militares dictatoriales dando su opinión “democrática” sobre lo que sucede ahora, tendrán que sufrir al recordar lo que expusieron combatiendo la dictadura.

Curioso es que ciertos defensores de la dictadura ahora viven mejor que antes. Nadie les reclama el dinero mal habido. No hay investigaciones por los crímenes cometidos, torturas, violaciones, corrupción y otros abusos que sometieron al pueblo panameño. ¿Alguien me puede decir cuántos millones les quitaron a los mandamases dictatoriales? Hace poco pasé por donde estaba una de las casas del último dictador. El gobierno anterior la derribó y se dijo que se haría un museo de las atrocidades de la dictadura. Ya no se habla de eso y ni siquiera está afuera la lista de los muertos y desaparecidos. Cansa decir que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. A varios no nos gusta que militares estén en importantes cargos del Gobierno, disfrutando de altos salarios. Recordamos la frase que “ningún tigre se vuelve vegetariano”. (Cuidado, pues).

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