Neutralidad

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El Canal de Panamá no puede ser ajeno a los vaivenes de la política, nacional, ni a las cambiantes situaciones de la política internacional, ya que rinde un servicio a la comunidad mundial y mediante instrumentos jurídicos, se ha garantizado su neutralidad.

Es importante recalcar la neutralidad de la vía acuática y su postura por encima de la política coyuntural. Esto lo decimos por algunos acontecimientos que últimamente han dominado la escena del país.

Por un lado, los intentos del Órgano Ejecutivo de separar a dos directivos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), por supuestas investigaciones penales, que dicho sea de paso no merecen ninguna credibilidad, porque visto está que la mayoría de los expedientes que instruye el Ministerio Público es con un prurito político y al final se caen porque carecen de sustento.

Por otro lado, las insinuaciones de voces agoreras e ignorantes que hablan de utilizar el canal como medio de retaliación por los públicos diferendos que mantiene Panamá con Colombia y últimamente con la Venezuela de Nicolás Maduro.

En la escena internacional, Panamá y por extensión el canal, deben mantener una estricta neutralidad ante los hechos del oriente, que enfrentan indirectamente a las grandes potencias.

Ya la torpe política exterior panameña metió la pata, como decimos en buen panameño, al unirnos a la coalición contra el grupo terrorista ISIS, lo que nos puso en el radar de esa organización, que ha lanzado amenazas contra nuestras embajadas.

La bandera de Panamá ante el mundo es la neutralidad absoluta y total, que no es indiferente ante la suerte de esos lejanos hermanos, pero se pone solo a disposición del interés nacional, para mantenernos como nación erguida ante este clima de incertidumbre mundial.

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