Nomofobia, esclavitud del siglo XXI
Resulta casi tan difícil recordar la búsqueda que realizábamos no hace demasiado tiempo de una información en una enciclopedia como intentar encontrar una persona que no tenga
Resulta casi tan difícil recordar la búsqueda que realizábamos no hace demasiado tiempo de una información en una enciclopedia como intentar encontrar una persona que no tenga un “smartphone” o esté familiarizada con internet.
Así es como empieza la nomofobia, una enfermedad del siglo XXI con la que no se nace, sino que se hace. Proviene del inglés al unir No Mobile Phobia y representa el miedo, la angustia, el pánico y el sufrimiento a no estar conectado a internet o al teléfono para poder interactuar. Paralelo a este “sinvivir” tecnológico se encuentra la “movilfilia”, que es la excesiva afición al teléfono convertida en una obsesión compulsiva de tener que estar mirándolo constantemente.
Nos levantamos con el “smartphone” como despertador, por la noche lo utilizamos de linterna y si nos desvelamos por la noche lo miramos por si hemos recibido un mensaje. Cuando amanece encendemos la computadora para revisar las noticias mientras desayunamos, en el transporte público vamos escuchando música a través del teléfono o jugando. En el trabajo, aunque sea en modo vibración, lo tenemos a mano y no nos importa recibir o contestar mensajes y siempre echamos un vistazo a nuestras redes sociales y direcciones de correo privadas en el ordenador. Las reuniones de trabajo ya se convocan por mensajes instantáneos de teléfono y son inconcebibles sin videoconferencias y presentaciones de Power Point. Es nuestro GPS, en nuestros ratos libres la consulta del teléfono es obligatoria y nos lo llevamos incluso hasta al baño.
Estamos no solo vigilados y espiados, sino también acorralados y esclavizados de manera consentida. Pongámonos límites a la tecnología, desintoxiquémonos de la dependencia y disfrutemos con un libro, con un café y con una conversación cara a cara, aunque sea de vez en cuando… pero con el teléfono lejos y apagado.