“Panties” y licores
A las damas no se les maltrata ni con el pétalo de una rosa, pero algunas figuras que no forman parte de la contienda electoral pretenden incursionar en la política y se dedican a despotricar a diestra y siniestra, pensando que no tendrán respuestas contundentes de sus adversarios.
Recientemente, la esposa de un candidato a la Presidencia, despotricó con furia y menosprecio contra un rival de su marido llamándolo “vendedor de panties”, supuestamente escandalizada por la pretensión del adversario de lograr el triunfo electoral en las elecciones del 4 de mayo de 2014.
Pero, si se trata de criticar y descalificar a una persona, en función de la forma en que se gana la vida, no se extrañe que la contraparte le responda que resulta tragicómico que un vendedor de licores, cuyo producto ha causado y causa tantas desgracias en Panamá, pretenda llegar al Palacio de las Garzas.
El país necesita campaña de propuestas a favor del pueblo, no de insultos y descalificaciones. Por ello, no debemos caer en el jueguito de las diatribas, en el que un candidato opositor se escuda en su esposa para lanzar toda clase de epítetos, pero cuando les responden califican la acción de campaña sucia.
Hay que meditar lo que se dice y antes de atacar al “vendedor de panties”, piense en “el vendedor de alcohol. Elevemos el debate y que los protagonistas no utilicen a terceros -y menos damas- para lanzar dardo y petardos al adversario.