Presidente electo
Embriagados por la reciente victoria presidencial, los panameñistas pretenden violentar la Constitución y las leyes, reclamando la renuncia del presidente de otro Organo del Estado y de funcionarios designados por otros poderes.
Hoy el propio presidente electo Juan Carlos Varela y sus simpatizantes del varelismo piden como trofeo de guerra las cabezas del presidente de la Corte Suprema de Justicia, la Procuradora de la Nación y la Contralora. No habían pasado ni 36 horas de su triunfo en las urnas y su discurso prometiendo respeto a la institucionalidad, cuando el futuro mandatario entra en contradicciones.
Se olvida Varela que pronto será pasado y que los que hoy aplauden sus pretendidos excesos, serán mañana sus principales cuestionadores.
El Panameñismo logró el respaldo popular para manejar el poder Ejecutivo, pero el pueblo es sabio y no le otorgó el control Legislativo y por ende tampoco puede pretender asaltar el Organo Judicial.
De igual modo, se busca desconocer la voluntad popular expresada en las urnas a favor de tres candidatos a diputados del partido Cambio Democrático en Tolé, Chitré y Las Tablas.
La historia se repite en espiral es una frase de uso común en el Panameñismo, que hoy abre las puertas para cometer los mismos errores históricos de los que han hecho gala.
La dirigencia del colectivo triunfante todavía vive la juma del triunfo en los comicios presidenciales, pero luego viene la goma y tendrá que enfrentarse a la realidad de un Panamá que necesita construir y no destruir el desarrollo que hoy nos convierte en la envidia del continente.
Es probable que hoy muchos aplaudan los anunciados excesos del entrante gobernante, pero aquí damos la voz de alerta, para que luego la sociedad no exclame que nadie se lo advirtió.