Promesas
A partir del 1 de julio venidero, tras la entronización de Juan Carlos Varela en la Presidencia, dos temas rondarán su administración, de los cuales todo
A partir del 1 de julio venidero, tras la entronización de Juan Carlos Varela en la Presidencia, dos temas rondarán su administración, de los cuales todo el pueblo panameño estará vigilante: primero, que cumpla su promesa de control de precios en 22 alimentos de la canasta básica familiar y que cada ciudadano dispondrá de 58 dólares en su bolsillo. Segundo, el llamado a una reforma constitucional integral, a través de una constituyente (paralela u originaria), para cambiar todo el Estado.
De lo primero, existen muchas interrogantes y dudas para que se cumpla semejante premisa. Aunque la mayoría del electorado votó por Varela, todo por esa simple y complicada promesa de bajar el costo de los alimentos, no tardaron en surgir cuestionamientos a la fórmula que aplicará el nuevo gobierno de los panameñistas. No hay que ir lejos para ver el caso de Venezuela, sumergida en una crisis económica tremenda, en donde el control de precios llevó a millones de personas a la miseria, con largas filas para adquirir un rollo de papel higiénico, si es que hay.
En lo segundo, la simple sugerencia de convocatoria de una asamblea constituyente es un búmeran político que de ser realidad, desgastaría al próximo gobierno y lo llevaría a una vorágine de procesos electorales. Al llamar a reforma constitucional, luego de pasados los 100 días de gracia de evaluación de la gestión de mandato del panameñismo, conllevaría a correr el riesgo de abrir frentes en múltiples áreas.
Por supuesto, no necesariamente los constituyentes serán los que reformen la hipotética futura Carta Magna. Eso se convertirá en unas elecciones adelantadas o un referéndum para medir la gestión del varelismo.
Especular a costa del electorado, que creyó en un mensaje banal, es ganarse luego de enemigos a esos cientos de miles de panameños que pronto se decepcionarán de Varela y su séquito. Como muchos críticos, continuaremos denunciando esas falsas promesas que engañaron al pueblo. Los mismos que los llevaron al poder, en pocos años (cuidado menos) no tardarán en darle la espalda. Así es el votante inconforme.
Solo hay que esperar que el tiempo pase, como la paciencia de Job. Que el panameño abra los ojos y despierte del sueño idílico que los medios pro panameñistas les han vendido.
Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigas y amigos…