Opinión - 06/6/14 - 11:32 PM

¿Repliegue fronterizo?

Hace 10 años, la frontera en el Darién era territorio de los guerrilleros izquierdistas. Los insurgentes del Frente 57 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc)

Carlos Christian Sánchez Carlos Christian Sánchez

Hace 10 años, la frontera en el Darién era territorio de los guerrilleros izquierdistas. Los insurgentes del Frente 57 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) se paseaban por todos los poblados, haciendo sus negocios de trasiego de drogas para financiar sus actividades militares, además de mantener en zozobra la integridad territorial panameña.

También desde la invasión norteamericana en 1989, las costas panameñas estaban desprotegidas. Narcotraficantes, contrabandistas de armas y la trata de blancas hicieron fiesta durante dos décadas desde que desapareció el Ejército. Años después, la Fuerza Pública de Panamá y sus estamentos, el Servicio Aeronaval (Senan) y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) han vuelto a retomar el control de la frontera con Colombia, además de elevar la vigilancia sobre aguas nacionales y el espacio aéreo.

Esta semana, Juan Carlos Varela sugirió movilizar 700 a mil efectivos del Senafront, del Senan y del Servicio de Protección Institucional (SPI), para la vigilancia en las calles y respaldo a la ciudadanía. Al principio, todos estaríamos de acuerdo con la medida del presidente electo, pero cabe considerar los efectos de semejante medida, si es que llegan a implementarla. Y eso genera mucha preocupación.

Cualquier guerrillero, narcotraficante o contrabandista que hubiera escuchando esa declaración, diría que Panamá se debilitará en su frontera con Colombia. O que no habrá suficientes unidades para proteger al país en las costas. Movilizar mil unidades desde las fronteras acarrearía elevar la presión en el personal castrense, aumentando turnos y requiriendo más reclutamiento para evitar que el Darién, además de las comarcas Guna y Emberá-Wounaan, se conviertan en coladera, un refugio para delincuentes extranjeros.

Igual resulta lamentable que las nuevas autoridades persistan en la intensión de represión y ‘mano dura’. En vez de realizar un proceso de resocialización de los jóvenes en riesgo, aquellos que caen en la delincuencia y las pandillas, lo que se avecina son más operativos en barrios populares, llenando más las cárceles y sin opción de un futuro mejor.

No al repliegue de fronterizos en el Darién y las costas panameñas. Ellos son la primera línea de defensa ante la delincuencia. Ojalá se revalúe dicha propuesta y pensemos en medidas para resocializar a los jóvenes que cayeron en malos pasos.

Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigas y amigos…


EDICIÓN IMPRESA

Portada Diario Crítica