Sábanas

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Un viejo refrán del siglo pasado señalaba que “la enfermedad no estaba en las sábanas”. Significaba que a veces, a una situación negativa, se le daba una solución que no era la correcta. Esto ocurría porque no se quería tratar el hecho de tal manera que afectara ciertos intereses. También podía darse el caso de que se desconociera lo que había que hacer correctamente para acabar un problema. Es lógico que las sábanas cubren a un enfermo y pueden contaminarse. Pero para curar al afectado hay que tratarlo a él directamente…

Pensé en ese refrán el otro día, cuando me enteré de que a una joven la había castigado una autoridad prohibiéndole usar redes sociales porque hizo mal uso de ellas. En este caso, las redes sociales vienen siendo “las sábanas”, que realmente no tienen nada que ver con la mala utilización de ellas. “La enferma” debe recibir una sanción, que no solamente castigue, sino que permita la rehabilitación de la sancionada. Cuando estudiaba Sociología en Chile, a finales de los años sesenta, me advirtieron que los instrumentos o los sistemas no tienen la culpa de que sean mal usados.

En esa época no existían las modernas tecnologías de comunicación personal y de masas. Nos hablaron de las armas. “Las armas no matan… ¡matan quienes las usan mal!, insistían los profesores. Este planteamiento es usado actualmente en EE.UU. cuando ocurre una matanza con armas de fuego. Norteamericanos que defienden el derecho a tener armas para protegerse sostienen que ellas no son la causa de los tiroteos en escuelas y otros lugares públicos. Responsables son los seres humanos con trastornos mentales que realizan estos actos. Otros dicen que si no fuera fácil adquirir armas en Norteamérica, no sucederían estos hechos.

Tratar de impedir que una persona use un instrumento de comunicación no será efectivo si ella no acepta esa medida por diferentes razones. En tiempo de la dictadura militar persiguieron a periodistas y al pueblo en general para que no expresaran su deseo de vivir en democracia. Los militares narcotraficantes controlaron televisoras, emisoras de radio y periódicos. Arrestaron y destruyeron maquinaria de comunicación, pero no pudieron acallar la voz del pueblo, que usó formas de comunicación clandestinas. Este es un ejemplo de que no se puede impedir el uso de instrumentos de comunicación con disposiciones legales porque la persona puede buscar otros medios para actuar. (Los medios de comunicación pueden servir para el bien o mal… ¡depende de quién los use!).

Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.